El 24 de julio del año pasado, la zona del Lago Posadas se conmocionó luego de conocer que un pionero de la zona había sido asesinado de un hachazo en la cabeza y, luego de unos días, la Justicia había detenido a dos sobrinos del occiso y a un peón.
La víctima fue Ricardo Andrade, un hombre de 75 años años integrante del matrimonio Andrade, dueño de la estancia “La Península Chacabuco”. Por el caso fueron detenidos sus sobrinos Cristian y Juan Martín Ibáñez, y uno de los peones que encontró el cuerpo, Marco Ampuero. En tanto que todavía sigue prófugo otro trabajador rural, Mario Aguerre.
El hecho se registró entre el 21 y el 23 de julio del año pasado en el establecimiento rural antes mencionado, a unos 90 kilómetros de la ciudad de Tres Lagos. Andrade fue encontrado muerto por Ampuero y Aguerre, luego de notar que había manchas rojas cerca del casco principal de la estancia.

La defensa de los sobrinos de Andrade busca sumar a Ampuero como testigo.

Los últimos que habían visto con vida al estanciero fueron sus sobrinos. Ellos llegaron el viernes 19 de julio y, luego de pasar el fin de semana, volvieron a su casa de la ciudad de Piedra Buena. Exactamente hace un año, la Justicia ordenó detenerlos y encontró evidencia que podría ligarlos al crimen de su tío. La Policía había encontrado manchas de sangre en un galpón que ellos tienen.
Ampuero fue detenido el día del hallazgo del cuerpo de Andrade y, hasta el día de hoy, continúa tras las rejas en una de las comisarías de Calafate. Quien también está privado de su libertad, pero en Piedra Buena, es Juan Martín Ibáñez.
Como al momento del hecho Cristian Ibáñez era menor de edad y su madre tiene problemas de salud, el juez Carlos Narvarte, que lleva adelante la instrucción de la causa, ordenó su liberación. Primero estuvo bajo tutela de una tía, pero ahora ya se encuentra conviviendo con su madre.

El peón Marco Ampuero solamente fue detenido por haber encontrado el cuerpo.

Cabe remarcar que en los primeros pasos de la causa, Carlos Muriete y Gabriel Bertorello, abogados de los sobrinos de Andrade, consiguieron impugnar los resultados de la autopsia practicada en el cuerpo del estanciero, ya que nunca se pudo determinar la hora exacta del deceso.
El paradero de Aguerre continúa siendo un misterio. Desde que él supo que era buscado por la Justicia, tomó una pistola de grueso calibre, se puso unas botas y salió de la estancia La Federica a pie, con rumbo desconocido. Los rastrillajes en la zona se extendieron durante semanas y hasta Gendarmería prestó su helicóptero para los mismos.

Impunidad

Ampuero solamente está detenido por haber encontrado los restos del estanciero y los sobrinos, por ser los últimos en ver con vida a su tío. Las manchas de sangre que la Policía encontró en su casa eran del guanaco que había cazado para compartirlo con su tío.
En los próximos días se cumplirá un año de las indagatorias y la defensa de Cristian y Juan Martín buscará que Ampuero declare como testigo para la causa. Esta maniobra tiene como finalidad señalar al prófugo como el autor del hecho.
A partir de esto, la Justicia tendrá que resolver sobre la falta de mérito de los ahora imputados y la causa podría quedar impune, al menos hasta tanto encuentren a Mario Aguerre.

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