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Millones de venezolanos acudieron este domingo a las urnas para elegir entre la continuidad del dominio socialista o zarpar a un periodo de incertidumbre política y social.
Los 25 años del chavismo en Venezuela han erosionado la democracia del país, gestionado un colapso económico sin precedentes en una Nación sin guerra, y generado una de las mayores crisis migratorias del mundo.
Estas elecciones han captado una atención considerable tanto a nivel nacional como internacional, algo inusual en años recientes. Los venezolanos han expresado un firme deseo de cambio en el gobierno, evidenciando una demanda generalizada por un nuevo rumbo político. Esto ha puesto al país ante una decisión crucial: continuidad o cambio.
Durante este periodo, Venezuela ha sufrido una decadencia gradual que se ha vuelto cada vez más severa. 80% de la población viviendo en condiciones precarias. Indignación de ser un país con la más alta producción de petróleo y soportar largas filas para conseguir combustible. Además, la inseguridad ha aumentado significativamente. Son unas de las razones por las cuales el venezolano tenga que plantearse dos opciones: quedarse, resistir y esperar que mejore la situación, o irse del país en búsqueda de un mejor futuro.
Pero en esta época, se percibe un pueblo venezolano lleno de esperanza, la cual se ha visto plasmada igualmente en el ámbito deportivo por el performance que ha tenido la selección venezolana de futbol “la Vinotinto”.
La llegada de un nuevo proyecto político también viene con tiempos de reforma en la construcción de la nueva Venezuela, pero las últimas encuestas, demuestran que una gran mayoría de venezolanos quiere el cambio.
El voto de los venezolanos fuera del país
Los que estamos fuera, vivimos las elecciones con impotencia. Con más de 220 mil venezolanos residiendo en Argentina, solo 2.638 estuvieron habilitados -el 1% de los residentes- para votar este domingo, mientras que en el resto del mundo, solo 69.211 de los venezolanos en el exterior están registrados para votar, una cifra menor comparada con los 110.000 habilitados en elecciones anteriores. Esto representa una fracción diminuta de los más de 7 millones de venezolanos que han emigrado; una cifra que el gobierno de Nicolás Maduro reduce a 2 millones.
De estos 8 millones en el extranjero, alrededor de 5 millones son adultos con derecho a votar, pero sólo 69.000 están autorizados para participar en las elecciones.
La vida en el éxodo
Aproximadamente, uno de cada cuatro venezolanos ha abandonado el país para escapar de la devastadora crisis económica y política que ha marcado los últimos años. Más de 7 millones de nosotros hemos tomado la difícil decisión de dejar nuestra tierra natal en busca de mejores oportunidades y seguridad. Muchos han encontrado refugio en otros países del Caribe y América Latina, adaptándose a nuevas realidades y culturas, mientras que otros han emprendido un riesgoso y arduo viaje a través de América Central y México para llegar a Estados Unidos. También hay quienes han decidido reubicarse en Europa o Asia, en busca de estabilidad y un nuevo comienzo.
Este éxodo masivo ha implicado dejar atrás, no solo a nuestras familias y amigos, sino también los barrios y comunidades que formaron parte integral de nuestras vidas. Hemos llevado nuestra cultura a los países que nos han recibido, compartiendo nuestras tradiciones y costumbres, como la arepa, un símbolo de nuestra identidad. A pesar de la acogida y las nuevas experiencias, el sentimiento de pérdida y nostalgia es profundo.
Lo que más añoramos es la posibilidad de ver a nuestro país libre de las cadenas que lo oprimen, volver a nuestros familiares, aquellos que votan y salen a luchar, como mi abuela que a través de un mensaje decía: “Con lo último que me queda vote por ti hijo, porque puedas volver y abrazarte otra vez”.
Añoramos poder regresar a la tierra que en algún momento fue un lugar de felicidad y esperanza para nosotros, volver a la “pequeña Venecia”.
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