Los inicios universitarios de Francelis Trosel fueron en la Universidad de Carabobo, pública, autónoma y una de las más prestigiosas de Venezuela.
La elección de la carrera no le representó una dificultad, ya que desde pequeña siempre le gustaron los números. “Siempre quise estudiar contaduría”, cuenta a La Opinión Austral la universitaria de 21 años oriunda de Tinaquillo, provincia de Cojedes.
Al principio estaba un poco nerviosa, en esta nueva etapa las responsabilidades eran otras. “El primer día fue un poco shockeante, la Universidad de Carabobo tiene un campus universitario donde están las facultades de leyes, educación, ingeniería, medicina, es grande, y los primeros días estás un poco perdido”.
Tener una carrera me ayuda a aspirar a otros puestos profesionales
Después de cursar durante un tiempo, abandonó. “Hice compañeros y me fui adaptando, pero por la situación económica que estaba viviendo el país se me hacía complicado conseguir el pasaje para ir todos los días (NdR: debía viajar una hora y costaba contar con dinero en efectivo), a veces iba y los profesionales no asistían porque no les pagaban, había muchos paros. Se hizo difícil”, comenta.
Por motivos laborales, su padre se trasladó a Chile, pero los altos costos de la educación no permitieron que estudiar fuera una opción. La familia migró nuevamente, esta vez a Trelew, allí la joven averiguó cómo inscribirse en la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, pero no pudo avanzar en el trámite, ya que necesitaba convalidar su título precedente.
Finalmente, en Río Gallegos pudo inscribirse en la Licenciatura en Administración. Cuando el título fue convalidado había pasado casi un año y ella ya había logrado regularizar materias.
“Decidí venirme porque no tenía mucho futuro allá, uno piensa el estudio como una herramienta para superarte, pero en Venezuela lo dejé de ver así porque gana más una persona trabajando en comercio que un profesional“, señala.
En Río Gallegos, la UNPA, compara, “es más pequeña, más hogareña y como es tan pequeña hace que te acerques y conozcas compañeros más rápido. Comencé en 2020 en modalidad virtual y recién conocí a mi primera amiga en el segundo cuatrimestre del primer año”.
Francelis inició sus estudios en la Universidad de Carabobo, en Venezuela
Para ella lo más complicado de ser estudiante son los trabajos y las evaluaciones. “La gente dirá que son pocas materias las que corresponden por cuatrimestre, pero en primer año me costó un poco adaptarme al nivel. No traía tan buena base en matemáticas y me tocó complementar las clases con particulares o investigando, me la pasaba casi todo el día estudiando, así que no tenía vida social. Para segundo año ya sabía cómo era el sistema las evaluaciones, no me estresaba tanto y organizaba mejor mis tiempos”.
Por otro lado, ya con un grupo de amigas de la universidad, el estudio y la vida social se combinaron. “Somos estudiosas, pero nos juntamos a merendar, vamos a casas, vemos películas. Aprovechamos para contarnos un poco de la vida del otro, esas charlas también nos sirven para despejar. Charlando, las desgracias merman un poco”, dice entre risas.
Actualmente Francelis está en el tercer año de la Licenciatura en Administración y a sólo tres finales de recibirse de la Tecnicatura Universitaria en Gestión de Organizaciones (TUGO).
Sobre el lugar que la educación ocupa en cada país, percibe que es diferente. “Cuando llegué, pensaba: ‘Voy a estudiar porque quiero ser alguien en la vida’, en Argentina se promueve mucho ese pensamiento y a veces cuando conozco a un argentino y le cuento que estoy estudiando, me dicen: ‘Ay, qué lindo’. En Venezuela era como un deber, aquí lo valoran más“.
El escenario económico de Argentina también es complejo y eso la ha llevado a repensar la situación, pero sostiene que “tener una carrera me ayuda a aspirar a otros puestos profesionales“.
Francelis observa que el ingreso a una empresa depende de los vínculos que se puedan tener y eso da una cierta ventaja. “Si vas estudiando, imagino que puedes ir escalando posiciones y obviamente que no van a ser las mismas oportunidades que las que tenga una persona sin estudios“, subraya.
Poder acceder a la educación pública, afirma, “es un privilegio. Somos inmigrantes y siempre estamos evaluando lugares para ir y dónde se puede estudiar. Aquí por lo menos hemos estado en una situación económica un poco fuerte, pero mientras tenga el pasaje para venir a la universidad puedo estudiar, en Argentina el que quiere estudiar, todavía puede“.
Leé más notas de Belén Manquepi Gómez
Compartir esta noticia

