Pero es bueno volver sobre lo primero, porque hablar de coparticipación a raíz de la decisión que tomó el presidente Alberto Fernández para que la provincia de Buenos Aires pudiera resolver un reclamo, utilizando fondos que el Gobierno de la Ciudad había logrado por decreto y casi como un regalo durante el Gobierno de Mauricio Macri, parece esconder la gravedad de los hechos.
Policías armados, vestidos de policías, usando los patrulleros, rodeando a un presidente es una imagen que la sociedad no está dispuesta a tolerar, y que, de no haber sido por la calma que transmitió el Ejecutivo Nacional desde Olivos, pudo haber desencadenado una serie de hechos lamentables.
Es bueno preguntarse qué tiene que suceder para que en un país con división de poderes, el Judicial no se hiciera cargo de la situación flagrante que se transmitía en vivo por todos los canales de televisión. Y sí, la competencia es federal y como se sabe, el proyecto de reforma fue como un baldazo de agua fría para sectores que atravesaron varias gestiones, pero que entre 2015-2019, tuvieron un protagonismo político inaudito.
“Han convertido al Poder Judicial en un instrumento para atacar al peronismo”, dijo la vicepresidenta Cristina Fernández luego de que se revocaran los procesamientos por la causa peajes, beneficiando a Guillermo Dietrich, Nicolás Dujovne, Bernardo Saravia Frías y a Javier Iguacel.
El tema de la reforma está más caliente que nunca, pero tiene apoyo de la amplia mayoría de los gobernadores.
Lo mismo sucede con quitarle a CABA lo que por decreto, de manera unilateral y perjudicando a las provincias ahora reclama Horacio Rodriguez Larreta, decidido a ir a la Corte, la misma Corte que le dio la espalda a los estados provinciales cuando mermaron sus recursos derogando el Fondo Federal Solidario o incumpliendo el consenso fiscal 2016.
Volviendo al debate sobre los fondos de CABA, lo que queda claro es que los gobernadores y gobernadoras quieren una nueva Ley de Coparticipación, o al menos, una mirada que atienda a las economías regionales.
Es interesante. La provincia de Santa Cruz tiene en Diputados la posibilidad de resolver su propia coparticipación habilitando más recursos para que los municipios, a su vez, corten con esa deuda histórica que tienen con las cajas de jubilaciones y de la obra social.
Lo que no se termina de definir es cómo se van a distribuir los fondos entre los municipios, si habrá un principio solidario que busque mayor equidad para los municipios que menos tienen o si acaso aquellos que tienen recursos naturales que vuelven en ingresos van a ser premiados.
Dijo Máximo Kirchner este jueves: “Macri le dio más a la ciudad más rica: la metáfora perfecta de lo que piensa”.
Pero cuando más de una docena rodeaban la Quinta de Olivos, en Santa Cruz, la gobernadora Alicia Kirchner se reunía con el ministro de Defensa Agustín Rossi para firmar un acuerdo de cooperación para que Fabricaciones Militares provea de insumos e indumentaria a la Policía que, en términos generales, se mantuvo al margen de los reclamos de la bonaerense.
Este jueves, un sector marginal, alentado por referentes que en gobiernos anteriores fueron acusados de pergeñar los auto-acuartelamientos y actos para atemorizar a la población, como fue una serie de incendios intencionales de vehículos y, según denunciaron policías arrepentidos, el intento de secuestro de los hijos de una ministra provincial, hicieron una caravana integrada en su mayoría por retirados.
En el Gobierno hubo tranquilidad, porque quienes hoy conducen la mesa del salario policial que volverá a reunirse antes de fin de mes, no participaron.
No es para menos, los reclamos de una y otra fuerza no tienen punto de comparación, y en su discurso del viernes, Axel Kicillof pareció atender a las mismas cuestiones que la propia Kirchner tuvo que resolver cuando Daniel Peralta dejó el Gobierno.
La semana que se va comenzó con otro tema que tiene al país atento: las clases.
Luego de suspenderla varias semanas, finalmente la gobernadora se reunió por videoconferencia con el ministro de Educación Nicolás Trotta para hablar del escenario de la pandemia en Santa Cruz.
Queda claro que no hay chances de reabrir colegios, al menos no por ahora.
Y si bien en un primer momento se dijo que las escuelas se iban a abrir de forma paulatina en localidades donde la situación estuviese controlada, si algo enseñó el brote de Río Gallegos es que un pequeño error puede desmadrarlo todo.
Mientras tanto, y mientras se habla de federalismos, la realidad de la provincia santacruceña muestra diferentes agendas, todas urgentes. Mientras en Zona Sur el drama de las muertes por coronavirus no da tregua, en Zona Centro están llegando boletas de gas impagables y en Zona Norte algunas imágenes reminiscentes de 2001 muestran que hay quienes no están dispuestos a esperar que la pandemia transcurra y sus ingresos para vivir sigan cayendo, y por eso cortan la ruta.
Deberá entonces el Gobierno de la provincia mostrarse con atenta escucha y ser capaz de llegar más que nunca, a todas partes.
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