Hombre o mujer, en sus ADN llevan esa característica evidente: les apasiona jugar al fútbol. Empieza como un juego, un picado con amigos o amigas o mezclados, porque no importa la cuestión de género, todos comparten el gusto por pasarla, embocarla y festejar. En su día, La Opinión Austral quiso reflejar algunas historias que representan a miles.

Micaela Aylen Sánchez nació el 17 de septiembre en Río Gallegos. Juega actualmente en el club Liverpool de Río Gallegos. Es muy respetuosa, aplicada, humilde. Fanática de Abel Pintos, hincha de River. Fue modelo, pero prefirió el fútbol. Fernando Granatelli asegura que tiene mucho potencial y seguramente será una de las mejores de la región.

Ludmila Oporto. “Lulú” juega desde muy pequeña, incentivada por verlo jugar a su papá. Comprende a la perfección la importancia de hacerlo en equipo. No es individualista y eso le ha permitido sumar amistades y admiraciones. No es de Río Gallegos, pero vistió la camiseta de Santa Cruz en la primera edición del fútbol femenino en los Juegos de la Araucanía. En sus vacaciones, viajó y se presentó en clubes grandes. Fue Huracán el que la fichó y hasta hace poco estaba en Buenos Aires, aunque hoy entrena de vuelta en la capital santacruceña a la espera, igual que el resto, del momento de volver a los partidos.

Uno de los jugadores que desde pequeño muestra características aguerridas es Daniel “Noni” Toledo. Juega y se destaca tanto en cancha reducida como en la grande. Ha sido refuerzo para diversos eventos. Gargaglione fue su entrenador en el Rocha, una vez que, junto a sus hermanos y familiares, les pintó aprender más y competir. Luego llegó a Boxing en el año 2000, siguiendo a su profe, con quien disfrutó campeonatos. Su padre hizo un gran esfuerzo y le abrió la posibilidad de probarse en Racing. Integró equipos en torneos federales de cancha grande y selecciones en fútbol de salón. Siempre con gran entrega y concentración. Tiene muchos amigos y su familia siempre lo acompaña y apoya.

El capitán

Carlos González, dirigente de Ferro, se encargó de armar una reseña de Pescadito Meana. Le costó porque lo conoce desde que nació. Lo que escribió fue: “Héctor Fernando Meana nació en Río Gallegos el 15 de enero de 1996, se inició en el deporte más lindo del mundo a los 4 años en el gimnasio “Lucho” Fernández y, de la mano del profe Rubén Darío, participó en todos los torneos de fútbol infantil de la ciudad, donde ya sobresalía con sus goles y pícaras gambetas. En el 2001, con la creación de la Escuelita de Fútbol Infantil, llega becado junto a otros pequeños al Club Social y Deportivo Ferrocarril YCF, mientras iba el Jardín de Infantes N° 15 y comenzaba sus estudios primarios en la Escuela EGB N° 15. En El Ferrito transitó toda su infancia, donde forjó los valores deportivos, de amistad y pertenencia al club carbonero, bajo la enseñanza de los profes Rubén Darío y Jesús Beorlegui, pilares fundamentales de la escuelita. Hay grandes anécdotas, como cuando en un torneo provincial en Puerto Deseado ganaron por más de 20 goles y el hizo más de 10, o cuando en Villa María, Córdoba, jugando en una categoría mayor el Ferro perdía 1 a 0 con Newells Old Boys. Faltando pocos minutos, entró e hizo el gol del empate. ¡¡Los rosarinos querían pelear!!, no aceptaban no poder ganarles a los sureños; o cuando conoció Casa Amarilla de Boca Juniors en Buenos Aires; seleccionado en la gira con la CAI, y algunas no muy amistosas en un torneo en Chile donde se armó una batalla campal entre jugadores y tuvo que defender sus colores a fuerza de golpes. Participó en los Juegos EPADE y Araucanía. En el 2009 llegó la convocatoria de la CAI, tras ser visto por los DT Víctor Doria y Fabián Salazar, se ganó un lugar en el plantel. Su corazón carbonero pudo más y continuó jugando mientras cursaba sus estudios secundarios en el Polimodal N° 25. Ha sido fundamental para Ferro, tanto en los torneos locales como en el Federal C. Siempre demostró su pasión, dejando todo en la cancha desde el primer minuto. Actualmente es técnico superior en Pedagogía y Educación Social, y cursa 2do año de la Licenciatura en Trabajo Social en la UNPA, lo que no le impide cumplir con los entrenamientos con la 1ra de Ferro. Ni la lluvia ni el frío detienen su amor por el fútbol”.

 

Leé más notas de La Opinión Austral