¿Quién es “la abuela la-la-la-la-la” de Río Gallegos?

En el camino a la tercera estrella, ella salía a la ventana y celebraba con su bandera. Fue bautizada como “La abuela la-la-la-la-la” de Río Gallegos, evocando a “la original”, Cristina, una mujer de 76 años del barrio de Liniers que con su bandera y su barbijo festejó cada gol de Argentina en el mundial y, rápidamente, las imágenes se volvieron virales.

“La abuela la-la-la-la-la” de Río Gallegos, que en la madrugada de este lunes celebró el bicampeonato de Argentina, se llama Odelsia Yolanda Gómez, pero sus amigos y familiares la conocen como “Lula”.

Nació en provincia de Buenos Aires junto a sus 10 hermanos, vivió la mitad de su vida en Puerto San Julián y hace casi 40 años que vive en Río Gallegos. Tiene 89 primaveras.

Es madre de Ricardo “Chini” Cruz y de Ernesto Cruz, históricos dirigentes del radicalismo en Santa Cruz, abuela de Federico, Pablo y Nazarena y bisabuela de Isabella.

Nuestra abuela la-la-la-la-la fue presidenta del Centro de Jubilados Nuevo Horizonte y le encanta cocinar, su especialidad son los tallarines caseros que todavía amasa, la pastafrola y el famoso “postre de la abuela Lula”, que su familia siempre espera en cada evento.

La bandera con la que alienta desde el edificio, ubicado en avenidas San Martín y Kirchner, epicentro de las celebraciones, es un regalo que le hizo su hijo “Chini” hace tiempo.

Desde su ventana observa todos los eventos de la esquina principal y los domingos no se pierde el tradicional izamiento.

Es fanática de la Selección Argentina y de Messi, cuenta a La Opinión Austral que miró todos los partidos y sufría hasta el último momento, como todos los hinchas.

Le encanta salir a festejar cada triunfo de la selección, costumbre que inició durante el mundial 2022, y el motivo llena el alma de quien lo escucha, dice que le gusta “ver la alegría de la gente” y que “mientras esté viva, va a seguir saliendo cada vez que gane la selección“.

Pero… ¿sabe Odelsia que es nuestra cábala? De hecho, se enteró hace poco, cuando notó que la gente la saludaba en la calle cuando iba a hacer las compras, ella no entendía por qué, pero ahora lo sabe: ella es nuestra abuela la-la-la-la-la.