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Lo que comenzó como una relación entre compañeros de trabajo y amigos de una década, terminó en una pesadilla de abuso, manipulación y vulneración. Una mujer de El Calafate denunció a su expareja por una serie de delitos graves, entre ellos, abuso sexual y la difusión de imágenes íntimas sin su consentimiento. La víctima aseguró que su caso no es aislado: otras mujeres habrían sufrido situaciones similares con el mismo hombre.

La mujer firmó la denuncia penal hace poco más de 15 días, mientras estaba internada en el Hospital SAMIC. Había sido llevada allí desde la Comisaría Primera, donde los efectivos policiales notaron su delicado estado de salud. Fue durante la internación cuando, con el coraje que le quedaba, relató su versión de los hechos a una oficial y formalizó la acusación contra su expareja.

Los episodios de violencia se extendieron a lo largo de año y medio de relación. Lo que empezó como una dinámica de control y manipulación escaló hasta convertirse en abusos sexuales reiterados y la distribución no consentida de fotos y videos íntimos. Ella descubrió que el acusado no solo envió ese material desde su propio teléfono, sino que también usó el suyo para compartirlo con contactos de ella, a los que luego bloqueó para ocultar las pruebas.

El punto de quiebre llegó el día de su cumpleaños. Su expareja apareció con una bolsa de cocaína para “celebrar” y, según relató la víctima a Señal Calafate, invitó a un tercero para tener relaciones sexuales, algo a lo que se resistió. “No sé su nombre, pero tengo sus características y se las di a la policía”, contó sobre el hombre que finalmente se retiró al ver su negativa.

Esa misma noche, ella llamó a la policía. Los efectivos acudieron al lugar bajo el protocolo de violencia de género, pero al encontrar drogas en el lugar, la situación se complicó. La mujer fue trasladada a la comisaría y luego al hospital, mientras que el acusado fue demorado. Sin embargo, al no existir una denuncia formal en ese momento, quedó en libertad con fijación de domicilio. Horas después, ya internada, ella firmó la acusación que ahora recorre los pasillos de la Justicia.

Tras recibir el alta médica, la víctima recorrió la Defensoría Oficial y la Fiscalía, exigiendo medidas urgentes contra su agresor. Pero para entonces, él ya había abandonado El Calafate y, según versiones, se habría trasladado a Buenos Aires. En una audiencia virtual, le informaron que el hombre tiene una restricción de acercamiento, pero ella sigue reclamando acciones más contundentes.

Al hacer pública su historia en redes sociales, otras mujeres se contactaron con ella para contar experiencias similares con el mismo individuo. “No soy la única“, aseguró, lo que podría indicar un patrón de conducta del denunciado.

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