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En la tarde del martes, un episodio alarmante sacudió la calma del Hospital SAMIC de El Calafate, cuando personal de salud encontró un envoltorio con marihuana en una de las salas de internación del nosocomio. El hallazgo se produjo en el sector destinado a pacientes de salud mental, un área particularmente sensible, dado que allí se alberga a personas con cuadros complejos, algunos vinculados justamente a adicciones y consumo problemático.
Tras la aparición del paquete sospechoso, los trabajadores del hospital actuaron con celeridad y dieron inmediato aviso a las autoridades. En respuesta, se hizo presente personal de la División de Investigaciones (DDI) y Narcocriminalidad de la Policía de Santa Cruz, quienes constataron que efectivamente se trataba de cannabis y procedieron al secuestro de la sustancia. Aunque se trataba de una cantidad escasa, el hecho no dejó de generar alarma y preocupación tanto en la comunidad hospitalaria como en distintos sectores de la sociedad local.
Lo que este episodio pone en evidencia, más allá del hecho puntual, es una situación estructural mucho más profunda: la falta de controles dentro del área de internación, una carencia que se ha visto agravada desde hace dos meses, cuando -Según consignó el portal de noticias local Señal Calafate-el Consejo de Administración del SAMIC decidió separar de sus funciones a doce cuidadoras de pacientes de salud mental. Actualmente, solo dos trabajadoras de planta permanecen en el sector, lo que, según afirman desde el propio hospital, resulta absolutamente insuficiente para garantizar la seguridad y el acompañamiento que requieren los pacientes.
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