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El Calafate fue testigo de un acto de heroísmo que conmovió a todo el país el pasado fin de semana. Una sargento primera de la policía, Nadia Cáceres, que presta funciones en la Comisaría Primera, le salvó la vida a un bebé de apenas 15 días, Benjamín, quien llegó a sus brazos sin signos vitales, sumiendo en la desesperación a su madre. Su rápida y experta intervención, basada en años de capacitación y experiencia, fue clave para revertir un desenlace que parecía fatal, convirtiéndola en una verdadera “ángel de la guarda” tal como la calificó la familia de Luca Benjamín, el bebé.
En declaraciones en el programa “La Mañana de LU12“, Cáceres contó detalles del heroico suceso que la tiene a ella como protagonista. El dramático episodio ocurrió el día viernes, alrededor de las 21:30 horas, cuando Belén Sandoval, la joven madre de Benjamín, de tan solo 14 días en ese momento, ingresó “abruptamente, abriendo la puerta y a los gritos y llorando en forma desesperada” a la Comisaría Primera de El Calafate, aduciendo que su “niño estaba sin vida”, que “estaba muerto” expresó al micrófono de la Decana de la Patagonia. Nadia Cáceres, quien se desempeñaba como jefa de guardia y se encontraba sola en la dependencia, salió rápidamente. Fuera, una señora mayor, que era la abuela del menor, sostenía al pequeño Benjamín envuelto en una manta.
“Automáticamente se lo saqué a la señora de los brazos y lo ingresé a comisaría“, relató Nadia, destacando la inmediatez de la situación. Al preguntar qué había sucedido, la abuela, dado el estado de shock de la madre, le explicó que el bebé “estaba tomando teta y de repente quedó morado y ya no respiró más”. Con esta información, la sargento Cáceres supo que tenía que actuar con urgencia: “Sabía que tenía obstruidas las vías respiratorias”, afirmó.
“Yo miraba hacia afuera y no veía la sirena, no veía los colores de las luces, no veía nada”NADIA CÁCERES
Sin perder un segundo, Nadia comenzó a realizar las maniobras de Heimlich, una técnica de reanimación vital para lactantes. Explicó con precisión cómo procedió: “lo que tenemos que hacer a esa dimensión de tamaño de la criatura es ponerlo en el antebrazo. Boca abajo. Su rostro va en la palma de nuestras manos. Y lo ponemos boca abajo. Y ahí empezamos a hacer las maniobras en la espalda. Lo que yo hice es hacer tipo palmaditas, golpes secos en la espalda”. Al no ver reacción, lo giraba y con dos dedos, a la altura del corazón del pequeño pecho de Benjamín, realizaba compresiones, para luego volver a girarlo y repetir el proceso.
“Estuve durante 7 minutos eternos tratando de reanimar y revivir a Benjamín”, sostuvo Nadia, aunque para ella, en la desesperación, el tiempo pareció “interminable”. “Yo miraba hacia afuera y no veía la sirena, no veía los colores de las luces, no veía nada”, graficó la tensión de esos momentos. Tras aproximadamente tres minutos y medio, Benjamín dio un respiro, pero “volvió a caer” y permaneció morado, sin pulsaciones, lo que la obligó a continuar las reanimaciones hasta que, a los siete minutos exactos, con la llegada de la ambulancia, “Ahí ya Benjamín empieza a llorar“, trayendo un alivio inmenso a todos los presentes.
Los antecedentes de Cáceres
La capacidad de reacción de la sargento Cáceres no es producto del azar. Con 18 años de servicio en la fuerza policial, Nadia cuenta con “tengo varios cursos de RCP“. Además, reveló una fuerte influencia familiar en su formación: “tengo a mi mamá que es enfermera y supervisora de Medisur, ahora ya está jubilada. Y tengo a mi tía acá en el Calafate, que es la médica de guardia de urgencias es la jefa, así que constantemente me están capacitando y yo preguntando y todo”. Esta combinación de capacitación formal y experiencia práctica constante ha sido fundamental en su trayectoria.
De hecho, este no es el primer acto heroico de Nadia. Ella misma relató que ya llevaba dos vidas salvadas antes de Benjamín. El primer episodio ocurrió en Río Gallegos, en la casa de una compañera, cuando su sobrino “se atoró con un caramelo, con un chupetín”. Allí, con un “golpe seco” en la espalda, logró que el niño expulsara el objeto. Seis o siete años atrás, también en El Calafate, una nena de 7 años fue entregada a Nadia “morada en brazos” y, mientras iban en el patrullero rumbo al hospital, la reanimó, logrando que ingresara “respirando” al centro de salud.
Posible alta
La recuperación de Benjamín es, afortunadamente, favorable. Nadia mantiene contacto directo con la madre, Belén Sandoval, quien al ver a la sargento llegar a la comisaría, sintió “una paz porque sabía cómo era yo“. La noche anterior a la entrevista, Belén le confirmó a Nadia que Benjamín “viene favorablemente” y que, tras los últimos estudios, esperaban que “hoy (por el lunes) si Dios quiere sale se va a la casa“.
El acto de la sargento Cáceres trascendió las fronteras de El Calafate y de Argentina. Nadia recibió felicitaciones de sus jefes policiales en Calafate y Río Gallegos, y el mismo intendente de El Calafate se comunicó con ella para agradecerle. La historia “fue furor” y “se viralizó” en redes sociales, recibiendo “muchísimos mensajes” no solo de Calafate, sino “de todos lados, de Colombia, de México, de todos lados” expresó Nadia.
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