El horrendo asesinato ocurrido en la ciudad de Uttar Pradesh, en la India, generó conmoción mundial. Un hombre de 40 años llegó a una comisaría con la cabeza de su hija en la mano. La macabra escena fue transmitida en vivo por los canales de televisión nacionales.

 

El filicida fue detenido antes de que lograra entregarse por su propia cuenta cuando efectivos de la Policía lo interceptaron en el camino. “El acusado vio a su hija en una posición comprometedora con un hombre joven y, al verlo, perdió la calma y la decapitó”, consignó a la agencia EFE Anurag Vats, el superintendente de Policía del distrito de Hardoi.

 

A fines del mes pasado, en el mismo estado en el que ocurrió el crimen  finales de febrero, tres jóvenes dalits, del escalafón más bajo del sistema de castas hindú, murieron luego de ser envenenadas por un hombre. Poco antes en la localidad de Unnao, otra mujer falleció carbonizada cuando se disponía a denunciar a presuntos violadores en la Justicia.

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