Con frutas abrillantadas, marmolados, con nueces, almendras o chips de chocolate, todo vale si tiene los ingredientes esenciales que le dan ese sabor característico.

Conocé el rigen de uno de los infaltables en nuestras mesas de Navidad porque en mucha o poca cantidad, siempre hay un plato disponible para él.

La tradición llega desde Europa y se arraigó en estas costas. El nombre original de este panificado es panettone y llegó a la Argentina de la mano de los inmigrantes milaneses.

Siempre el amor

Existen diversas leyendas acerca de su origen; la más aceptada (y romántica) cuenta que, a fines del siglo XVI, el joven señor Ughetto Atellani de Futi se enamoró de la hija de un pastelero milanés.

Como la relación entre el noble y la plebeya no era bien vista por la familia Atellani, el joven se hizo pasar por aprendiz de pastelero bajo el seudónimo de Antonio (Toni), a fin de estar lo más cerca posible de su querida.

Pero además de amor, Ughetto tenía talento, e inventó un pan azucarado, bien subido con frutas abrillantadas y aroma de cítricos. Tanto gustó a los milaneses que acudieron en masa a comprar el “pane di Toni”, y de allí su nombre.

Siglo XVIII

Más allá de lo folclórico de la historia, está comprobado que, en el Milán del siglo XV, durante la época de Ludovico Sforza, “El Moro”, ya se comía algo similar al pan dulce actual, aunque el primer registro escrito sobre la materia data del siglo XVIII.

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