Crean un condón para evitar violaciones: va dentro de la vagina y muerde al pene. El invento llega desde Sudáfrica y la creadora es la doctora Sonnet Ehlers.

Rapex es un un condón antiviolación pensado para las mujeres sudafricanas, cada vez más vulnerables a violaciones sexuales. Es que Sudáfrica tiene el récord mundial en agresiones sexuales en el mundo, con 54.926 violaciones documentadas.

A pesar de las críticas, Ehlers cree en su invento y asegura que el dolor intenso que este causa al violador podría dar a la víctima importantes segundos para escapar.

 

La doctora presentó su invento.

 

En algunos países las autoridades no ponen el suficiente empeño en perseguir estos actos y a los que los perpetran. Es por esto que las asociaciones feministas y protección para la mujer han diseñado sus propios métodos de defensa para estas terribles ocasiones. Ahora se ha diseñado un preservativo especial para evitar las violaciones.

 

La doctora nunca pudo olvidar a una víctima de violación que le dijo con tristeza: “Si tan sólo tuviera dientes ahí abajo”.

 

 

Algún tiempo después, un hombre entró en el hospital donde trabaja Ehlers con un dolor insoportable, porque su pene estaba atrapado en el zíper de su pantalón. Ehlers fusionó esas imágenes y se acercó con un producto que llama RapeX.

 

Si tan sólo tuviera dientes ahí abajo

 

El preservativo tiene una función muy simple. El mismo es introducido por la mujer en su vagina y queda ahí colocado como método de defensa. Si un violador ataca a esta mujer e intenta forzarla a mantener relaciones sexuales, el pene del sujeto se verá atrapado por el condón. Es decir, este preservativo se adhiere a la piel del miembro y no puede librarse del mismo a no ser que vaya a un centro hospitalario.

 

La mujer por tanto se libra de tener contacto de fluidos y desgarros debido a la violación. Que el hombre tenga que ir al hospital a quitarselo significa que ha cometido una violación, lo que pondrá en alerta a las autoridades policiales de lo que ha pasado.

El objeto anti-violación se asemeja a un tubo, con púas en su interior: la mujer se lo inserta como un tampón, con un aplicador, y cualquier hombre que intente violarla se clava en las púas y debe ir a una sala de emergencia para que el dispositivo sea eliminado.

Por otro lado, cuando los críticos se quejaron de que era un castigo medieval, la doctora les respondió sonriendo: “Es un dispositivo medieval, hecho para un acto medieval”.

 

Leé más notas de La Opinión Austral