Al presentar el balance anual de la compañía en una conferencia de prensa, los directivos adelantaron que en colaboración con la Universidad de Oxford, se centrarán ahora en adaptar su vacuna a nuevas cepas y esperan reducir el tiempo necesario para alcanzar la producción a escala entre seis y nueve meses, utilizando datos clínicos existentes y optimizando su cadena de suministro establecida.

 

Si bien los resultados de la vacuna demostraron una eficacia del 76% tras la primera dosis alcanzando al 82% en la segunda, su efectividad contra la variante sudafricana se redujo a entre 10 y 20%.

 

No obstante, la vacuna sigue siendo efectiva contra al menos una variante del virus, descubierto por primera vez en Kent, Inglaterra.

 

La inmunización de Oxford ha sido recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso en todos los adultos, a pesar de los datos limitados sobre su eficacia para las personas mayores, lo que ha provocado que algunos países de Europa descarten su aplicación a mayores de 65 años.

 

El gigante farmacéutico también anunció que firmó una carta de intención con el laboratorio alemán IDT Biologika para producir más vacunas contra el coronavirus para Europa a partir del segundo trimestre de este año y asegurar la capacidad de suministro a largo plazo

 

Además de la vacuna, la empresa inició ensayos clínicos en fase 3 de AZD7442, una combinación de anticuerpos para la prevención y el tratamiento del coronavirus.

 

Leé más notas de La Opinión Austral