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En varias ciudades de Estados Unidos, especialmente en Colorado, se multiplican las denuncias por la presencia de conejos con largas protuberancias negras, rígidas y puntiagudas que crecen desde su cabeza y hocico. Popularmente bautizados como “conejos Frankenstein”, estos animales despiertan temor y curiosidad en redes sociales y medios internacionales.

La causa es el virus del papiloma del conejo de cola de algodón (CRPV), una enfermedad que provoca tumores alrededor de la boca, la cabeza y el cuello.

La transmisión ocurre principalmente en los meses cálidos, a través de insectos como pulgas y garrapatas. Aunque no hay evidencias de que afecte a humanos o mascotas, el contagio entre conejos es rápido y puede resultar fatal para ellos, impidiéndoles incluso alimentarse.

Las autoridades de Colorado recomendaron seguir tres pautas:

  • No acercarse a conejos con lesiones visibles.
  • Evitar que las mascotas tengan contacto con fauna silvestre.
  • Controlar pulgas y garrapatas en áreas domésticas y rurales.

En el caso de los conejos domésticos, los dueños deben vigilar cualquier cambio en la piel, especialmente alrededor de la cabeza y el cuello, y acudir de inmediato al veterinario si observan bultos o crecimientos anormales. Si un ejemplar se infecta, debe ser separado de ese hogar de manera inmediata.

El virus, que algunos comparan con escenas de la serie The Last of Us, no representa una amenaza para la salud humana, pero su impacto en la población de conejos silvestres y domésticos es significativo. La prevención sigue siendo la mejor herramienta para contenerlo. Sin embargo, el aspecto desagradable de estos “conejos con tentáculos” recuerda a criaturas mutantes propias de videojuegos o películas. Una vez más, la realidad supera a la ficción.

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