Tal como si fuera una película, Ismael llega al campo de Málaga, España, donde su burra Baldomera debió pasar sola los dos meses de confinamiento dispuestos por el gobierno español.
Ismael la llama y ella corre a su encuentro: “Yo también te he echado de menos”, expresa él al acariciarla después de estar alejados por la cuarentena.
“No me da vergüenza que me oigáis llorar, porque aquí está una de las demostraciones de amor más incondicionales que existen”, dice Ismael entre lágrimas y la reacción de Baldomera es increíble: comienza a rebuznar como respondiendo a la emoción de su dueño.
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