Un párroco de México estaba leyendo el Evangelio en plena misa, cuando lo interrumpe su celular. Nunca se habría imaginado que del otro lado lo atendería el mismísimo papa Francisco.

 

Sucedió en la comunidad de Jalostotitlán, en el estado de Jalisco, donde el sacerdote mexicano Miguel Domínguez detuvo su sermón bíblico para atender una llamada. Se aleja inmediatamente del atril y se dirige la cabina lindante. A los segundos sale desde el otro lado.

 

Si bien la cámara está alejada del párroco, durante la transmisión remota de la misa para los feligreses, se escuchó mediante el micrófono y por los altoparlantes de la iglesia la llamada con el Sumo Pontífice, directo desde la Ciudad del Vaticano.

 

En la conversación, Francisco le consultó cómo estaba él, su familia y su comunidad parroquial, mientras los fieles atónitos seguían el momento desde sus casas. “Todavía aguanto”, dijo Francisco. “Qué bueno, ¿cómo están sus pulmones?”, preguntó el cura. “Bien, gracias a Dios, muy bien, ¿qué estás haciendo ahora?”, añadió Francisco. “Me estoy preparando para la misa”, indicó Domínguez.

Luego de la breve pero amena charla, el sacerdote, con una inmensa sonrisa en su rostro, disculpó la interrupción y con alegría pidió un aplaudo para el Papa.

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