El 3 febrero de 1959, Estados Unidos se despertó con la noticia de la muerte en un accidente aéreo de dos de las mayores promesas del rock and roll del momento: Buddy Holly y Ritchie Valens, quienes tenían 22 y 17 años, respectivamente. La avioneta que los llevaba cayó por causas no aclaradas en un campo de maíz congelado. Las revistas titularon la tragedia como “El día que murió la música”.

 

En la previa a su muerte, en poco tiempo ambos se habían convertido en referentes de una juventud que depositaba en ese poderoso género su natural rebeldía adolescente. Holly sin duda fue una de las grandes influencias para los músicos de rock, los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan y Elton John lo admiraron. Incluso el nombre de The Beatles habría estado inspirado en el grupo The Crickets (Los Grillos), de Holly.

 

Era una época en que las giras se hacían en ómnibus, muchas veces poco preparados, la Winter Dance Party por el Medio Oeste de los Estados Unidos no fue la excepción.

 

El Winter Dance Party tenía a Buddy Holly, Ritchie Valens, Dion and The Belmonts, JP “The Big Booper” Richardson y Frankie Sardo como artistas principales. Comenzó un 23 de enero en Milwaukee, Wisconsin y a poco de largarse al camino los dos ómnibus de turismo sin calefacción sufrieron desperfectos por el frío. Así fue que quedaron varados en medio de la ruta. Como resultado, el baterista de Holly, Carl Bunch sufrió el congelamiento de los dedos de sus pies y debió ser internado.

 

Frente a esta experiencia, Holly tomó la decisión de alquilar una avioneta para hacer el tramo entre Iowa y Minnesota.

 

El 2 de febrero tocaron casi hasta la medianoche en Clear Lake y partieron para el aeropuerto; les esperaba un viaje peligroso por las condiciones climáticas hasta Minnesota.

 

El piloto Roger Peterson despegó con un clima complicado. Sólo ocho kilómetros duró el viaje; la avioneta se estrelló en un campo de maíz; encontraron los cuerpos de los tres músicos fuera del avión como si no hubiesen tenido los cinturones de seguridad puestos.

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