Los cachalotes son cetáceos que se confunden con las ballenas, pese a ser diferentes, dado que tienen dientes, mientras las ballenas tienen “barbas” que usan para alimentarse haciendo un filtrado.

 

Otras de las diferencias es que para su digestión, los cachalotes producen una sustancia llamada “ámbar gris“, un material ceroso e inflamable que segregan para desintegrar los alimentos.

 

Ocasionalmente, los cachalotes vomitan el “ámbar gris” y puede ocurrir que llegue a la costa en estado sólido, como lo encontró Siriporn Niamrin, una mujer de 49 años que caminaba a fines de febrero por la playa en la provincia de Nakhon Si Thammara, Tailandia.

 

Ahora los expertos locales buscan determinar si el brulote de 7 kilos que encontró Siriporn es realmente vómito de cachalote de buena calidad.

 

De ser así podría venderlo por unos 260.000 dólares dado que esa sustancia con olor a pescado es muy codiciada en el rubro de la perfumería.

 

“Si realmente tengo el ámbar gris genuino, puedo ayudar a mi comunidad una vez que encuentre un comprador para él”, aseguró la mujer.

 

El supuesto conglomerado de “ámbar gris” mide 30 centímetros por 60, y Siriporn tuvo que pedir ayuda a sus vecinos para trasladarlo hasta su casa aunque está a unos 500 metros de la playa.

Obviamente la historia del “ámbar gris” no tardó en volverse viral porque la mujer, que pidió custodia para el trozo que halló, ya está buscando compradores.

 

El “ámbar gris” es el resultado de la bilis que producen los cachalotes para lograr que avancen por su tracto digestivo las presas grandes o angulosas. Una vez que estos animales terminan con su digestión vomitan la sustancia, que se solidifica en el agua.

 

El vómito sólido no se hunde sino que flota. Su olor a pescado, desagradable y putrefacto, se va a medida que se seca y lo que perdura es una suerte de fragancia de larga duración que es muy requerida para hacer perfumes.

EN ESTA NOTA ambar-gris cachalote

Leé más notas de La Opinión Austral