(Por Hernani Natale).- Un año y medio después de anunciar públicamente que se bajaba definitivamente de los escenarios por problemas de salud, lo que lo motivó a escribir un disco elocuentemente titulado "Greta Garbo", Enrique Bunbury tuvo anoche un estremecedor reencuentro con el público argentino en el inicio de su primera gira latinoamericana tras esa falsa alarma, con un concierto en el Movistar Arena en el que se mostró revitalizado y con fuerzas de sobra como para seguir rockeando.
Acaso disfrutando de una "segunda vida" artística, el artista zaragozano ofreció una fantástica performance, con un notable manejo vocal y una estampa escénica de electrizante elegancia a la que pareciera sentarle bien el paso del tiempo.
Acompañado por su histórica banda Los Santos Inocentes -con algún que otro retoque-, el aragonés repasó de punta a punta su discografía solista, con algunos estrenos en vivo pertenecientes a la reciente placa titulada como la mítica diva de Hollywood, y con apenas algunas pocas paradas puntuales en su pasado como frontman de Héroes del Silencio.
En esa recorrida de sonidos predominantemente rockeros, hubo espacios para que, tamizados por la fuerte personalidad artística de Bunbury, aparecieran baladas deudoras de la canción romántica hispana de los ´70, reminiscencias del pasodoble y guiños souleros y disco, entre otras influencias.
Más allá de las intencionalidades, el artista español y su banda se exhibieron sólidos y aplomados, aunque con la chispa intacta para transmitir sin ambages su experimentada vena rockera.
Pero toda ese dispositivo estilístico estuvo atravesado además por la emotividad del regreso; y, seguramente, ese combo fue el que dictaminó que no hiciera falta una puesta que distrajera de lo importante: apenas un sobrio juego de luces y algún que otro videoclip de fondo en canciones puntuales.
Ya de por sí, el concierto venía precedido de una historia que pareció dramática, se exorcizó con canciones y, finalmente, resultó una falsa alarma. Hacia mayo de 2022, Bunbury debió cancelar una gira por México y Estados Unidos debido a un problema en sus pulmones, que repercutía en su garganta y le hacía imposible cantar.
El músico creyó que ya no iba a poder subir a un escenario y comenzó a trabajar en un conjunto de canciones en las que volcó esa frustración. El disco se llamó "Greta Garbo", como la diva de Hollywood que se retiró en el pináculo de su carrera, a los 36 años, y vivió alejada de la esfera pública hasta su muerte a los 84 años.
Sin embargo, los médicos detectaron que en realidad se trataba de una molestia pulmonar causada por el humo que se suele usar como escenografía en los recitales; lo que lo habilitó a regresar a las rutas.
Por supuesto que toda la carga de este punto de partida en Buenos Aires podría haber estado en la parte emotiva, pero Bunbury se encargó de entregar una actuación tan soberbia que todo lo previo quedó prácticamente en el olvido.
"La última vez que tocamos en Buenos Aires fue hace seis años. En estos seis años nos han pasado muchas cosas a todos, ¿verdad? Hace prácticamente un año y medio, yo pensaba que esto no iba a ocurrir nunca más, que no iba a subir nunca más a un escenario", confesó Bunbury cuando promediaba el show.
Y añadió: "Creo que hoy, 5 de diciembre, estoy en el mejor lugar en donde podía estar. Para mí hoy es una noche muy especial, entonces les voy a pedir que me disculpen por todos estos errores que pueda cometer por exceso de entusiasmo".
A medida que fueron transcurriendo las dos horas de recital, la apasionante entrega del artista, aunque sin perder nunca la elegancia de "crooner rockero", se robó la noche. La conexión del público local con el repertorio hizo el resto del trabajo para redondear un inmejorable reencuentro.
A las 21 en punto, las luces del estadio se apagaron y, sin hacer alarde, la banda tomó posición e inició una introducción con "Los términos de mi rendición" que derivó en la nueva "Nuestros mundos no obedecen a tus mapas" cuando Bunbury, también sin estridencias, ingresó al escenario e inició su actuación.
Con buen pulso rockero y un protagonista replicando poses "a lo Elvis", se fueron sucediendo canciones de distintas épocas, como "Cuna de caín", "La tormenta perfecta", "Hombre de acción" Y "El rescate".
"Hoy traemos canciones de un repertorio nuevo y viejo; canciones de todas las épocas, desde este `Greta Garbo´ hasta que la memoria recuerda", anticipó el ex Héroes del Silencio.
Más allá de los discos revisitados de distintas épocas, lo que salió a relucir fue una buena combinación de rock con ritmos más tradicionales españoles y mixturado con baladas.
El andar casi "stone" de la banda en "Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti)", la épica de "Más alto que nosotros solo el cielo", la celebración de "Que tengas suertecita", los aires de pasodoble en "El extranjero" o el rock callejero de "Apuesta por el rock and roll", cover del grupo zaragozano Más Birras, es apenas un pantallazo de esto.
El estadio, absolutamente colmado, pareció venirse abajo cuando llegó el turno de "Entre dos mundos", la esperada revisita a Héroes del Silencio; minutos después del momento en que Bunbury bajó del escenario para cantar entre el público.
"Parecemos tontos", "Si" y "Lady Blue" pusieron el broche a la parte formal del concierto. "No se vayan todavía que aún hay más. ¿O tienen prisa?", desafió Bunbury antes de iniciar los bises.
"Aunque no sea conmigo" puso el toque de bolero, en tanto que "Maldito duende" evocó una vez más a Héroes del Silencio y sirvió de excusa para una nueva interpretación entre el público. "La constante" y el vals "Y el final", a modo de bálsamo, extinguieran las brazas de una noche de glamoroso rock.
Bunbury continuará su gira el 9 en Chile, el 11 en Perú, el 14 en Ecuador y el 16 en Colombia; y para junio del año próximo prevé recorrer México y Estados Unidos. En su mundo paralelo, Greta Garbo volvió y se cubrió de gloria una vez más. (Télam)

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