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La voz de Eladia Guelet, madre de Ulises, el joven que trágicamente perdió la vida en un brutal vuelco en noviembre de 2022, se alzó este jueves con una mezcla de indignación, bronca e impotencia tras conocer la condena impuesta a Mauro Pérez, el responsable del fatal hecho. En un diálogo con LU12 AM680, Eladia no dudó en calificar la sentencia de cinco años como “una burla” y “una patada en la cabeza”, dejando al descubierto la profunda herida de un sistema judicial que, según sus palabras, “nos desgasta” y es “una vergüenza”.

Eladia, cuya vida tuvo un cambio irreversible con la pérdida de su hijo, expresó el profundo dolor que le produce el fallo determinado por los jueces María Alejandra Vila, Jorge Yance y Fernando Zanetta. “No era lo que yo pedí“, lamentó, recordando que su pedido inicial era una condena “razonable” de quince años. La sentencia de apenas cinco años para Mauro Pérez, en su opinión, representa una afrenta directa a la memoria de Ulises y al sufrimiento de su familia. “Es una patada que me dan en la cabeza como el golpe que recibió mi hijo en la cabeza por culpa de él”, sentenció con la voz quebrada.

Ulises era delantero y jugaba en el club Huracán. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

Molesta, la madre de Ulises exigió un cambio en esta figura legal, que considera un salvoconducto para “asesinos”. “Se debería cambiar este famoso culposo, porque eso es una calificación que ya los viene ayudando desde el principio a estos asesinos de m…,” afirmó. En su testimonio, Eladia destacó que no se mantuvieron los criterios en comparación con otros casos resonantes. Subrayó que la calificación nunca se cambió a “homicidio simple”, y que lo que verdaderamente se merecía Mauro Pérez era una condena bajo la figura de “dolo eventual”, que implicaría penas de 8 a 25 años de prisión.

Por su lado, Belén Álvarez, referente de las Familias del dolor dijo que en los alegatos finales del caso de Ulises Guelet, se esgrimió el argumento de que el conductor poseía una licencia profesional. Sin embargo, tal como remarcó Álvarez, la ley nacional es clara y establece “alcohol cero en sangre“. La sorprendente respuesta de la defensa, o incluso de la propia instancia judicial, fue que “no manejaba un coche oficial”. Una excusa que Belén desestimó de plano, enfatizando que un conductor profesional debería tener aún más responsabilidad que cualquier ciudadano, “sabiendo las leyes, sabiendo la conducta que tiene que tener”.

Belén Álvarez dando su opinión del fallo.(FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL)

La hermana de Leandro Álvarez calificó la conducta del victimario como una “actitud de imprudencia”, una afirmación que busca desmantelar cualquier intento de presentar el hecho como un mero accidente. Con un tono de profunda frustración, sentenció que “no fue un accidente, lo podría haber evitado”. Su convicción se basa no solo en la magnitud del suceso, sino en la aterradora realidad que vivieron las víctimas en esos instantes finales: “Le golpeaban, pedían por su vida a los chicos”.

Óscar Sánchez, padre de Alejandro, joven cuya vida fue arrebatada en un trágico incidente vial no dudó en señalar con crudeza las falencias de un sistema judicial que, a ojos de muchas víctimas, parece haber perdido el rumbo. Su testimonio es un eco de la frustración que carcome a la sociedad argentina ante lo que perciben como una impunidad recurrente en casos de muertes en el tránsito.

Óscar Sánchez a los micrófonos de los medios de prensa presentes. (FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL)

“Hay que hay que cambiar estos jueces garantistas” afirmó con vehemencia. “No puede ser que un juez dicte 5 años,” lamentó, refiriéndose a la condena dictada, y añadió con una amargura palpable: “Hoy aprendimos que nos volvieron a educar a la sociedad con que vos matás tranquilamente con un vehículo y ya te vas a tu casa”.

Elida, la abuela de Ulises , expresó la desesperación que embarga a los suyos, quienes no encuentran consuelo ni respuestas claras en el sistema judicial. “No vemos que hay justicia, no nos escuchan,” sentenció con profunda amargura. La sensación de desamparo fue palpable: “todo va en contra nuestro, no sé por qué todo está a favor nuestro y por qué lo dan vuelta de esa manera cuando los deben de de todo está ya está todo hecho, todo dicho, las pruebas están todas y no sé por qué nos dan esta respuesta”. Esta percepción de una balanza inclinada en su contra, a pesar de lo que consideran una profusión de pruebas irrefutables, es el motor de su incansable lucha y el eje central de su pedido.

Élida, la abuela de Ulises. (FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL)

 

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