El cabildo de la ciudad de Buenos Aires, escenario trascendental de nuestra historia de la patria, fue suprimido el 24 de diciembre de 1821 por orden de Bernardino Rivadavia, Ministro de Gobierno durante la gobernación de Martín Rodríguez. Se establecieron en él los Juzgados de Primera Instancia y de Paz y la Oficina de Policía.
Las facultades edilicias, económicas, educativas, y demás, que poseía, fueron centralizadas en el poder ejecutivo de la provincia. Igual suerte corrió el cabildo de la ciudad de Luján.
Para esa época en general los cabildos ya no conservaban la representatividad que hasta la revolución había caracterizado a tan fuerte institución, pues se había modificado la forma de elección de sus funcionarios y les habían sacado competencias, de tal forma que paulatinamente fueron suprimiendo en el resto de las provincias.
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