Confirmaron el despido de un chofer de cargas peligrosas que puso en riesgo su vida y la de terceros

La Cámara de Apelaciones de Santa Cruz ratificó el despido con causa de G.S. Manrique, chofer de camiones de la empresa Calfrac, tras dar positivo en un test de cocaína. Manrique fue despedido en marzo de 2022, luego de un control toxicológico realizado por la empresa, que confirmó el consumo de drogas, lo que la compañía consideró una “injuria grave”, dado el riesgo de manejar materiales peligrosos bajo esos efectos.

Manrique, quien había trabajado desde 2019, argumentó que los resultados eran erróneos y presentó un test posterior realizado en otro hospital que dio negativo. Sin embargo, la empresa mantuvo que los análisis realizados por su laboratorio fueron válidos y justificaban el despido.

El caso pasó por un juzgado de primera instancia, que falló a favor del trabajador, considerándolo injustamente despedido y ordenando el pago de indemnizaciones. La empresa apeló, insistiendo en que el despido era necesario para garantizar la seguridad, dado el riesgo que implicaba que un chofer estuviera bajo los efectos de drogas.

La Cámara de Apelaciones, al revisar el caso, revocó la decisión del juzgado de primera instancia, concluyendo que el despido de Manrique estaba justificado. Los jueces señalaron la gravedad de la situación, ya que el trabajador conducía un camión con materiales peligrosos, lo que podría haber puesto en riesgo la seguridad de otras personas.

La discusión central del caso fue si el consumo de cocaína justificaba el despido. La Cámara consideró que, en un entorno de trabajo tan sensible, la política de seguridad de la empresa debía prevalecer, y que el consumo de drogas constituía una infracción grave.

La Cámara de Apelaciones revocó la sentencia de primera instancia y declaró que el despido de Manrique fue justo y legal. A pesar de que la sentencia había fallado a favor del trabajador en cuanto a los pagos indemnizatorios, los jueces consideraron que, dadas las circunstancias de seguridad laboral, el consumo de cocaína constituía una “injuria grave” que justificaba el despido