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En los últimos días, una inquietante situación ha captado la atención en la ciudad de Las Heras: videos de peleas protagonizadas por jóvenes, tanto varones como mujeres, circulando profusamente en diversas redes sociales como WhatsApp, Instagram e incluso Facebook, y TikTok. Estos materiales gráficos, a menudo filmados y compartidos por los propios participantes o testigos, muestran agresiones ocurridas principalmente fuera del establecimiento educativo del Secundario N°3. La difusión de estas imágenes ha generado una profunda alarma social y ha impulsado a las familias de los jóvenes afectados a radicar denuncias formales ante las autoridades.
La Comisaría Primera, a cargo del subcomisario Ángel Sánchez, se encuentra abocada a la investigación de estos hechos. Sánchez confirmó que la dependencia ha recibido las denuncias correspondientes y cuenta con los materiales fílmicos que documentan las agresiones. Lo más perturbador de esta situación, y lo que enciende las luces de alerta, es la aparente motivación detrás de estos ataques. Según la información recabada, estas agresiones no se originan en conflictos preexistentes o diferencias personales, sino que se dan “a modo de deporte” o “por diversión“.

El subcomisario indicó que su propio hijo fue víctima de una agresión “a modo de deporte” hace dos años.

La mecánica descrita es escalofriante: grupos de menores se juntan, identifican a un chico o chica que camina solo, lo abordan y proceden a agredirlo. La agresión se realiza sin un motivo aparente, atacando “a quien sea“, mientras otros forman una ronda alrededor.
El subcomisario Sánchez, con visible preocupación, compartió incluso una dolorosa experiencia personal para ilustrar la gravedad de esta modalidad: su propio hijo fue víctima de un ataque similar hace dos años, “a modo deporte”. Fue interceptado, agredido por un grupo de siete jóvenes, quienes le quebraron un brazo que hasta el día de hoy no se recupera completamente. Aquellos agresores fueron identificados en su momento, iniciándose las actuaciones judiciales y demandas correspondientes. Esta lamentable experiencia personal subraya la brutalidad injustificada y las graves secuelas físicas y emocionales que este tipo de agresiones pueden dejar en las víctimas.

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