Por Juan I. Martínez Dodda
La zafra “cerecera“ 2023/24 cerró mejor que la anterior, aunque con varios asteriscos. Mejor en cantidad, mejor en calidad, estable en precios de exportación, deprimida en el mercado interno. Hablamos con un referente de la producción en Los Antiguos que puso presente y futuro bajo la lupa.
“La producción de cerezas en Santa Cruz, específicamente en su epicentro productivo, Los Antiguos, ha tenido un año con una cantidad de fruta más que aceptable“, abrió el fuego Omar Salinas, apoderado de Frutos del Valle Patagónicos SA, una empresa que produce en Los Antiguos y también en la provincia de Chubut.
La cosa no venía fácil. En la zafra anterior, en plena floración, hubo una helada tardía que ocasionó para algunos productores la pérdida total, para otros el 50% y otros menos. “Esta situación de heladas tardías, especialmente sobre productores que no tienen riegos por aspersión para controlar heladas (que son la mayoría de los productores pequeños de Los Antiguos), genera cada dos o tres años pérdidas cuantiosas”, reforzó Salinas.
Pero en esta zafra el clima fue bastante bueno, salvo unos vientos fríos hacia fines de noviembre que generaron abortos en algunos frutos. Algunas variedades sufrieron más que otras. Sin embargo, según contó Salinas, “como había una superproducción en planta, los abortos que se produjeron generaron mayores pérdidas en algunas variedades, pero en otras generó mermas que fueron positivas porque permitieron tener frutas de mejor calibre“.
Al poner el foco estrictamente en lo climático de la reciente campaña, Salinas confirma que “fue un año muy bueno en cuanto a que no se produjeron grandes heladas en primavera, especialmente en floración, y eso hizo que la cantidad de frutos fuera muy buena”. También hubo “algunas temperaturas demasiado altas sobre fin de diciembre y principios de enero que generaron algunos problemas en la maduración de la fruta, ocasionando algunos problemas de calidad, puesto que cuando hay altas temperaturas hay una fuerte deshidratación que genera debilidad en el pedúnculo, entre otras cosas”.
La cosecha mejoró en cuanto a cantidad, aunque hubo algunos problemas con la calidad.
“Así las cosas, la producción general de nuestro grupo, que comprende alrededor de 10 productores, con algunos más grandes y otros más pequeños, fue cercana a las 400 toneladas“, apuntó Salinas. Vale aclarar que esa producción incluyó un campo nuevo que tiene unas 12 hectáreas productivas, por lo que hubo 80.000 kilos (unas 80 toneladas más) que no aparecían en las cuentas de los años anteriores. “El año pasado, con la helada habíamos tenido apenas 100 toneladas y el promedio de campañas anteriores era de 150 a 250 toneladas, era lo que veníamos manejando, con esta finca nueva que esperamos aporte otras 100 toneladas cuando esté en firme”, contó Salinas.
“Fue una producción despareja, algunos productores que pensaban tener más tuvieron menos y otros que pensaban tener menos, lograron más, pero en general ha sido un año de muy buena producción en kilos y algunos detalles de calidad que tendremos que mejorar”, contó el productor.
Recordemos que en Argentina la cereza se produce desde Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut hasta Santa Cruz. Nuestra provincia produce unas 1.450 toneladas, lo que representa entre un 10 y un 15% del total nacional.
¿Y el mercado?
En cuanto al negocio en sí, hay que separar el mercado interno de la exportación. “El interno fue muy malo, en particular los primeros días de enero y hasta los primeros días de febrero con precios muy bajos, porque quedó mucha fruta de Mendoza con mala calidad después de las fiestas, entonces la venta fue muy mala, no pagaba ni los costos”, lamentó Salinas. Y aunque después de la primera semana de febrero el asunto mejoró, ya era bastante tarde, quedaban apenas una o dos semanas de producción”.
En cuanto al mercado externo, en esta campaña se exportó cerca de 7.000 toneladas a nivel país. Argentina ronda las 11.000 y 12.000 toneladas porque se exporta el 60% promedio de lo que se produce en total. Para comparar con el vecino gigante en el negocio, el número 1, Chile, produce 500.000 toneladas. “Y pensar que cuando empezamos en esto, hace dos décadas, producíamos lo mismo”, refiere Salinas.
Mientras el mercado externo tuvo un buen comportamiento, el interno fue muy malo.
“Los precios se mantienen desde hace varios años en los mismos valores“, generalizó Salinas y desagregó: “A fines de diciembre los mercados en China estaban bien, después bajaron muchísimo y sólo quedó viable exportar por vía marítima, porque por aéreo no daba la rentabilidad; Estados Unidos se mantuvo bien, con precios razonables para enero, es un mercado que absorbe bastante, pero descartando China, quedaba sólo EEUU y los precios del aéreo de Estados Unidos estaban más caros que a Europa, en algunos casos el doble de flete”.
Dentro de Europa, España es un buen mercado, pero siempre después de Navidad y Año Nuevo tiene unas semanas de precios bajos. “En resumen, si se promedian las ventas, una vez que pasan esas dos semanas post fiestas, los precios suben y Europa termina ofreciendo buenas posibilidades”, expuso Salinas.
Después se mantuvieron Singapur y Malasia, medio oriente, con precios inferiores al año anterior, pero no significativamente.
¿Es bueno que los precios se hayan mantenido? Sí, claro. Eso es si uno piensa que pueden caer estrepitosamente. Ahora bien, en el contexto en que vive Argentina, con costos internos en dólares que han subido mucho, más que el tipo de cambio para los exportadores es malo, el negocio se pone más “finito”.
“En este negocio hay que producir bien, pero también saber moverse en los mercados para ir aprovechando las mejores oportunidades, buscar precios competitivos; es toda una ingeniería comercial”, contó Salinas.
Finalmente, en cuanto al mercado, Salinas aporta que “siempre está ahí, es tremendo cómo ha crecido y hay que estar pendientes de cómo y cuándo ingresa al mercado internacional, si va por China solamente o se dispersa hacia otros mercados y bajan los precios, porque con desviar algo de la producción que tiene genera bajas importantes”.
Desafíos santacruceños
“Producir cerezas es un tema complejo, todo empieza con lo climático y tener una buena fruta, en ese camino aparecen los desafíos climáticos y ver si más productores pueden tener un control anti heladas para reducir las pérdidas cuando se dan estos eventos, eso va a dar más regularidad en cantidad y calidad”, contó Salinas.
La otra parte son los costos internos: “Ha habido una inflación en dólares, especialmente en insumos como agroquímicos, fertilizantes, fletes internos, cajas de cartón, que ha reducido la competitividad, esperamos por eso que se regularice el sistema monetario, se libere el tipo de cambio y se pueda tener un dólar único, de modo que puedan hacerse previsiones para las futuras inversiones”.
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