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Lucas Ezequiel Castillo, un santacruceño de 28 años, llegó a Neuquén capital el 9 de diciembre de 2024 con la ilusión de mejorar su situación laboral. Proveniente de Pico Truncado, Lucas había conseguido empleo en una empresa de servicios para la construcción en enero, lo que lo llenó de esperanza. “Estaba muy contento”, recordó su abuela, Gladys Castillo. Sin embargo, su estadía en Neuquén fue inestable: pasó por distintos alojamientos, incluyendo la casa de una prima y algunos hoteles.

Padre de tres hijas de 3, 6 y 8 años, Lucas mantenía contacto regular con su familia. Sin embargo, la última comunicación fue inusual: en una madrugada de finales de febrero, llamó a su hija mayor para informarle que había perdido su trabajo, pero que les enviaría dinero. Días después, su familia se enteró de que había sido desvinculado de la empresa, aunque desconocen los motivos.

Gladys Castillo, su abuela, realizó la denuncia por “averiguación de paradero” el 28 de febrero en Pico Truncado, aunque recién fue tomada dos días después. Paralelamente, la familia inició una intensa búsqueda, contactando comisarías y hospitales de Neuquén con la esperanza de encontrar alguna pista. “Tenemos miedo de que haya caído en malas juntas. Sólo queremos saber dónde está, estamos desesperados”, expresó Gladys.

Las hijas de Lucas, que viven en Santa Cruz, preguntan por él todos los días. “Es un muy buen papá, atento y cariñoso”, aseguró su abuela, quien ahora se ha convertido en la voz de la familia en esta búsqueda desesperada

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