En el preciso momento en el que una persona decide adoptar un cachorro o cachorra, debe tener en claro en qué momento y por qué es conveniente castrarlo/la.
El dueño debe tener la certeza de que no querrá que sea reproductor/a.
Independientemente, la castración ó esterilización es sumamente importante por cuestiones de salud del propio animal. Fundamentalmente por prevención. Por eso siempre es conveniente pedir consejo al veterinario de cabecera.
¿Cuáles son las ventajas de castrar a una perra?
Las probabilidades de padecer tumores de mama se reducen significativamente.
Lo recomendable es hacerlo luego del primer celo, ya que la perra logra terminar de desarrollarse físicamente (por la existencia de hormonas sexuales).
Se comprobó que después del segundo celo la castración ya no previene la presentación de tumores mamarios.
Se reduce la aparición de piómetras (infecciones de útero). En la mayoría de los casos es cuando la perra llega a una edad madura. Su tratamiento es quirúrgico de urgencia y con altos riesgos si se da en la edad mayor.
Evita que pase por pseudopreñez, (“embarazo psicológico” es el término de medicina humana) en donde se presenta comportamiento materno hasta la producción de leche sin haber realizado una gestación, que pueden afectar a todas las perras dos meses después del celo, incluso desde el primero.
¿Cuáles son las ventajas de castrar a un perro macho antes de alcanzar la madurez sexual?
Evita que el perro se escape al detectar hembras en celo. Disminuye las probabilidades de que pelee con otros perros que están cerca de la perra.
Cuando hay una perra en celo en la calle, siempre hay muchos machos alrededor de ella. Hay competencia entre ellos para dar servicio a la perra.
Disminuye el patrón de marcaje que comienza al llegar a la pubertad, que realiza de forma sistemática sin importarle el lugar, al reconocer una perra en celo o por territorio.
El perro no pasa por la ansiedad de querer estar con la perra en celo ya que no quiere comer y estará nervioso, predisponiendo a la agresividad.
Previene la agresividad que se produce, naturalmente, en la pubertad.
Su próstata no sufrirá la influencia de la testosterona. Se evita que padezca la hiperplasia prostática benigna. Por lo general todos los perros machos sin castrar la tienen a partir de los 5-6 años de edad.
El perro no adquirirá la conducta de monta, y eso es sumamente importante.
En el caso de que el perro haya adquirido el hábito, puede montar a una hembra después de castrado aunque, obviamente, no habrá gestación.
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