Hace no muchos años, la definición de este tipo de ocio incluía la presencia de los locales físicos donde se practicaban: normalmente salones de juegos, casinos u otros establecimientos culturales. Pero desde hace poco más de dos décadas, aquellos que han gozado de más popularidad han tenido la capacidad de dar el salto a internet y mostrarse, hoy en día, en todas las pantallas disponibles. De esta forma, se mantiene la esencia y, de paso, se abren a un número de jugadores mayor.

Dos éxitos de la digitalización: ajedrez y póker

Uno de los juegos de mesa por excelencia que mejor se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos y sobrevivir a cualquier periodo histórico es el ajedrez, nacido en el siglo VI. Se calcula que cuenta con más de 600 millones de practicantes en todo el mundo y ha aprovechado el salto a los diferentes dispositivos para reavivar su interés y mantenerse vigente. Sin ir más lejos, según datos de la plataforma digital referencia de este entretenimiento, son más de 141 millones los usuarios que tienen registrados.

Otra de las ofertas de ocio donde la práctica en la red ha superado a la física es el póker. Hace veinte años que se deja ver de manera recurrente en las pantallas ofreciendo partidas y campeonatos sin importar la ubicación ni el horario de los participantes. Además, en estos portales especializados se permite practicar las modalidades más populares, como es el caso del Texas Hold’em, pero también otras que cuentan con menos nómina de seguidores como Omaha o Seven Card Stud.

Los juegos de sociedad, también en pantallas

Dentro del grupo de los sociales, cabe mencionar la oferta considerada como juegos de sociedad. Estos tienen la particularidad de tener lugar en un tablero, además de otras características como la existencia de un reglamento simple, la necesidad de contar con más de un jugador, estar dirigido a un público no especializado y propio de las reuniones entre amigos y familiares. Estaban ideados para que su aprendizaje fuera inmediato y no requiriese de experiencia previa.

Como ha sucedido con el póker y el ajedrez, estas prácticas ahora combinan la presencia en el mundo físico y digital. Es más, se pueden encontrar para todo tipo de pantallas, destacando en aquellas de los celulares, el dispositivo favorito por parte de los usuarios. Uno de los casos evidentes de esta migración es el Trivial Pursuit, de la década de los 80, cuyas adaptaciones para los teléfonos inteligentes le han vuelto a dar la popularidad ofreciendo partidas en línea.

Dos de los más clásicos, y que por razones comerciales acostumbraban a ir juntos, son La Oca y el Parchís. En ambos casos, con más de cinco siglos de recorrido, se han erigido como una buena demostración de saber adaptar el contenido a los diferentes tipos de pantalla. Por un lado, está el tablero con diferentes casillas, cada uno con sus particularidades; mientras que, por otro, hay elementos como las fichas o los dados. Su integración es perfecta y su versión online, ideal para combatir el aburrimiento.

Terminamos mencionando dos ejemplos recientes, ya centenarios, que han sabido crecer a través de los dispositivos inteligentes. Uno de ellos es el Scrabble, la dificultosa tarea de construir palabras, que se ha convertido en uno de los títulos más habituales en formato aplicación móvil. Otro, de gran popularidad, es el Monopoly. La compraventa de bienes con sus curiosas ambientaciones está presente, hoy en día, en cualquier momento a través de internet: desde computadoras hasta como título para videojuegos.

Leé más notas de La Opinión Austral