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La escena de un intento de contrabando en una cárcel de Santa Cruz, tuvo lugar alrededor de las 17:00 horas del viernes, cuando agentes penitenciarios asignados al área de Paquetería de la Unidad Penitenciaria N°1 de Pico Truncado realizaban un control regular sobre las encomiendas destinadas a las personas privadas de la libertad. Lo que en apariencia era un envío común —una lata de pintura— despertó sospechas por su peso irregular y ciertos indicios visuales.

De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes policiales consultadas, se pudo saber que la revisión minuciosa confirmó las sospechas: en el interior del recipiente, oculto tras un doble fondo cuidadosamente preparado, se hallaba un teléfono celular marca Samsung, color gris y negro, con batería extraíble y una tarjeta SIM activa.

El intento de ingreso de este tipo de tecnología está estrictamente prohibido por la normativa penitenciaria, debido a los riesgos que implica para la seguridad del establecimiento y la integridad de los procesos judiciales en curso.

El celular estaba encendido al momento de ser descubierto. (FOTO: POLICÍA SANTA CRUZ)

El uso de celulares en contextos carcelarios suele estar vinculado al manejo de actividades ilícitas, amenazas a testigos o víctimas, extorsiones y coordinación de delitos desde el interior del penal, por lo que los controles sobre estos dispositivos son especialmente estrictos.

Lo que sorprendió aún más fue la reacción de un familiar que se encontraba en el lugar y que, al momento de la constatación del hallazgo, reconoció de manera espontánea haber tenido conocimiento previo sobre el contenido oculto. Este reconocimiento, aunque informal, implica un elemento clave que podría derivar en actuaciones judiciales complementarias para determinar responsabilidades y eventuales sanciones penales o administrativas. El hombre debió fijar domicilio.

 

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