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Un simple termómetro roto bastó para activar los protocolos de emergencia en un barrio de Río Gallegos. Este sábado, los equipos especializados de bomberos debieron intervenir con máxima precaución ante un derrame de mercurio, un metal altamente tóxico que aún persigue en objetos cotidianos de muchos hogares argentinos.

El llamado alertó a los efectivos en la mañana del sábado. En una vivienda de la calle Sargento Primero Riquelme, en pleno corazón del barrio Marina, el accidente parecía menor: un termómetro de mercurio se había quebrado, liberando ese líquido plateado que muchos argentinos recuerdan de los viejos dispositivos médicos. Pero lo que en apariencia era un inconveniente doméstico se transformó en una emergencia química bajo protocolo.

La División Cuartel 2 de Bomberos llegó primero al lugar, pero rápidamente requirió el apoyo de la División de Riesgo Químico, Biológico y Nuclear (QBN), especializada en manejar sustancias peligrosas. Vestidos con trajes de protección y equipos de medición, los expertos procedieron al “levantamiento seguro” del mercurio, un proceso meticuloso que evita la formación de vapores tóxicos y la contaminación persistente en pisos o muebles.

El mercurio, aunque prohibido en termómetros y tensiómetros por la Ley Nacional 26.184, sigue presente en muchos hogares por su bajo costo histórico. “Una gota puede evaporarse y contaminar el aire de una habitación durante meses”, explicó un vocero de Bomberos a este medio. En Argentina, su manejo incorrecto ha derivado en evacuaciones escolares y cierres de edificios, como ocurrió en 2019 en una escuela de La Plata.

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