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La noche del 20 de abril quedó marcada a fuego en la memoria de la familia Pérez. Cristian, un trabajador oriundo de Río Gallegos que buscaba un futuro mejor en El Calafate, murió tras una agonía de trece días por quemaduras e intoxicación, luego de que el taller donde dormía fuera incendiado intencionalmente. A casi tres semanas del crimen, la investigación no avanza, y la desesperación de sus seres queridos crece en medio de un sistema judicial que, según ellos, los ha dejado en el abandono.

Un ataque cobarde en plena noche
El hecho ocurrió en el barrio Cerro Calafate, cuando al menos tres personas ingresaron al predio, esparcieron combustible y prendieron fuego. Bomberos y la Policía confirmaron que no se trató de un accidente, sino de un acto deliberado. Sin embargo, hasta hoy no hay detenidos, y la causa parece estancada en un laberinto burocrático que indigna a la familia.

Felicita Armoa, madre de Cristian, y Nicolás, su hermano, viajaron desde Río Gallegos a El Calafate en busca de respuestas. Lo que encontraron fue más frustración. “Hijo, ya son varios días de tu fallecimiento y todavía nadie preso por lo que te hicieron. Qué justicia de mierda tenemos en este país“, escribió Felicitas en su Facebook, con un dolor que traspasa la pantalla.

Cristian Pérez y el lugar donde perdió la vida. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

Nicolás, por su parte, no duda en calificar la investigación como un “desastre“. En redes sociales, su reclamo es contundente: “Justicia por mi hermano. Él no era malo, no merecía morir así. Tienen que pagar esas ratas que están viviendo como si nada en Calafate”. Sus palabras reflejan no solo el dolor, sino también el miedo de que este tipo de crímenes queden impunes, perpetuando un ciclo de violencia que ya ha cobrado demasiadas vidas en el país.

“Hijo, ya son varios días de tu fallecimiento y todavía nadie preso por lo que te hicieron”.
FELICITAS ARMOA

La búsqueda de justicia en un sistema que falla
Según pudo saber La Opinión Austral, la familia cuenta ahora con el asesoramiento del abogado Gabriel Giordano, pero el camino por delante es largo. El caso de Cristian Pérez no es aislado: en Argentina, muchos crímenes quedan en la nebulosa de la impunidad, especialmente cuando las víctimas son trabajadores humildes, invisibilizados por un sistema que parece moverse a dos velocidades.

En el mismo sentido, se espera que, en los próximos días, nuevamente la familia viaje a la villa turística con el fin de hacer visible su reclamo por la falta de avances en la investigación.

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