“Mirá que yo puse el potito por ti, po“, fue una de las frase con las que integrantes de una banda acordaban llegar a concretar el traslado de bienes de manera ilegal de un lado de la cordillera al otro.
La frase fue dicha por un traficante que, desde agosto de este año, se encuentra detenido, acusado de ser uno de los integrantes de una banda que, desde 2019 en adelante, tenía una compleja operatoria en la que, valiéndose de pasos ilegales, pasaban cubiertas de autos, cigarrillos, drogas y armas de fuego de un lado al otro en la zona más austral del cono sur.
Se trata de la causa “Alianza Austral“, una de los golpes al contrabando que ha dejado mella en la sociedad, tras conocerse los montos en los que más de 20 personas intercambiaban bienes del lado argentino al chileno y viceversa.
El caso es seguido por La Opinión Austral desde que se conocieron los casi cuenta allanamientos que se focalizaron en la Cuenca Carbonífera de Santa Cruz y en la parte más austral de la provincia de Última Esperanza, del hermano país.
Por los delitos de contrabando agravado y lavados de activos, hay cinco personas detenidas en Argentina y otras ocho están con preventiva en el país trasandino, a la espera de la elevación de las causas a juicio oral.
Día a día surge nueva información sobre cómo era la compleja ingeniería que usaba la banda para lavar el dinero y que este volviera al curso legal en ambos lados de la cordillera de los Andes y que, lejos de haber estado culminando, todo estaba creciendo más. Tal como lo informó La Opinión Austral, los integrantes de la banda hasta tenían pensado (si ya no lo habían hecho) comprar más establecimientos rurales ubicados cerca de la frontera para continuar con el trafico de bienes.
Si bien hasta el momento habían trascendido sólo imágenes de los resultados de los procedimientos, en los que se podía ver un sinfín de billetes de pesos, dólares y hasta guaraníes; cargamentos de cigarrillos y otros bienes traficados; ahora salió a la luz información inédita sobre cómo operaba la banda.
Se trata de videos filmados por las fuerzas de seguridad del lado chileno y audios de conversaciones que los traficantes intercambiaban para realizar los delitos. La frase con la que comienza esta nota fue dicha por un hombre de apellido Cárdenas, por ejemplo, sobre una transacción en la que aseveraba: “Vos decime, yo lo consigo y después vemos qué hacemos”.
Otro de los audios que se filtró es de un argentino que indicaba: “Te decía que me llegaron 80 cajas de puchos Rothmans, mañana compramos dólares y después mandamos todo”, sobre el tráfico de cigarrillos que fue respondido por una persona con un característico acento chileno: “Sí, sí, tú verás”.
Entre los bienes que eran traficados estaba la marihuana que se pasaba de Argentina a Chile, pero sólo un integrante de la banda se encargaba de hacerlo. Se trata de uno de los Toledo, actualmente tras las rejas. Una mujer de Chile fue quien lo deschavó: “No, pero para esas hue… tengo que esperar que esté Toledo, porque él sólo es el que pasa esas hue…”.
Una conversación entre una madre y una hija sobre una clase de contabilidad desnudó lo que las fuerzas investigativas, la Fiscalía General de Magallanes a cargo de Cristian Crisosto, el fiscal federal Julio Zárate y hasta el juez a cargo del Juzgado Federal de Río Gallegos, Claudio Vázquez, ya sabían. En el audio se escucha a la joven decir que estaba cansada y que no entendía nada de la clase: “Estoy aprendiendo de presupuestos y debes sacar toda la hue… y por lo que tú me dijiste que era el lavado, yo nunca lo hice y no lo entiendo. Me dan ganas de decirle: ‘¿Sabe señora, yo no quiero pasar esto porque tengo un lavado de dinero en mi casa‘.”
Los registros fílmicos son varios. En los mismos aparecen los camiones que salían de Punta Arenas, pasaban a Puerto Natales y luego del lado chileno. Uno de los mismos muestra a los Toledo sonriendo impunemente mientras un camión era cargado con cubiertas. Otro da cuenta de un hombre hablando por celular afuera de la casa de cambio Tofy de Natales y uno más, que también ilustra a esta nota, denota a un hombre cargando una bolsa con dinero a una camioneta.
Uno de los más complicados en la causa es Guillermo “El Memo“ Pérez, propietario de la estancia Cerro Dorotea, ubicada a metros de la frontera y acusado de ser uno de los socios fundadores de “Alianza Austral”. Además de aparecer sonriente junto a uno de los camiones en uno de los videos, un audio lo compromete cuando confiesa haber traficado personas durante 2020.
– Hola, amigo Guillermo, ¿cómo está?
– ¿Cómo andamos?
– Mire, hay un matrimonio que quiere ingresar a Chile, ilegal sí…
– Sí, yapo (sic), si en la pandemia pasé como 300 personas.
Es lo que respondió Pérez antes de largar una carcajada sobre cómo sería el traslado ilegal de esas personas y, tal como lo había adelantado este diario, se trataba de una pareja de jóvenes venezolanos que, junto a su hijo menor de edad, fueron llevados al país trasandino.
Las pruebas son concluyentes y dan cuenta de la operatoria de una banda organizada que, de manera impune, creía que nunca iba a ser alcanzada por la ley, pero, gracias a la cooperación internacional entre los poderes judiciales de Argentina y Chile, finalmente ahora deberá pagar por todos los delitos que cometió en el último tiempo.
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