Un dramático accidente enluta a la Prefectura Naval Argentina y conmueve a la comunidad de Puerto San Julián. En la tarde del sábado, cerca de las 16:00, un móvil todo terreno perteneciente a la fuerza se hundió por completo en aguas del litoral marítimo, mientras se realizaban tareas operativas de rutina. El hecho se cobró la vida del Cabo Primero Rodrigo López, quien se encontraba al volante del vehículo al momento del siniestro.
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De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas se pudo saber que la tragedia ocurrió una vez finalizada una patrulla marítima de control y vigilancia en la zona. Al regresar a tierra, personal de la Prefectura se disponía a retirar del agua el bote semirrígido con sigla SR-5508. Para ello, utilizaron una camioneta todo terreno identificada con la sigla CTRTT-240, como es habitual en este tipo de operaciones. Sin embargo, debido a las condiciones del terreno —embarrado por la humedad y el tránsito constante— el vehículo comenzó a deslizarse de forma imprevista hacia el mar, arrastrado por el peso del bote.
En el interior de la camioneta se encontraban el Ayudante de Segunda Alcides Ibáñez y el Cabo Primero López. Al percatarse del retroceso descontrolado, Ibáñez logró salir por sus propios medios antes de que el rodado se sumergiera completamente. Lamentablemente, su compañero no corrió con la misma suerte. En cuestión de segundos, la unidad desapareció bajo el agua con el efectivo aún en su interior.
De inmediato se activaron los protocolos de emergencia. Intervino la Comisaría Primera de Puerto San Julián y se convocó a personal de Bomberos de la localidad, quienes iniciaron maniobras de rescate y extracción tanto del vehículo como del cuerpo del chofer. Las tareas se desarrollaron con suma dificultad, dada la profundidad y las condiciones del fondo marítimo, que complicaron el trabajo de los buzos tácticos y rescatistas.
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Rodrigo López tenía 34 años, era oriundo de Buenos Aires y se había trasladado a San Julián por razones de servicio hace unos meses. Su esposa y su pequeño hijo de tres años —quienes se habían instalado recientemente en la provincia de Buenos Aires— quedaron devastados al conocer la noticia. El impacto emocional también repercutió entre sus compañeros de fuerza, quienes lo describieron como un profesional comprometido, de carácter afable y muy querido dentro de la dotación.
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