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Lo que comenzó como una situación incómoda podría haber terminado en una emergencia médica. El miércoles, el personal de la División Cuartel 3 de Bomberos de Puerto San Julián demostró que su preparación va más allá de apagar incendios. Esta vez, el desafío fue ayudar a una joven que llegó desesperada a la guardia luego de que su anillo se atascara en el dedo anular, y ni los médicos pudieron retirarlo.
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas, se pudo saber que la joven, cuyo nombre no fue difundido, acudió primero al personal de salud local, pero los intentos tradicionales —como lubricantes o hilos— no dieron resultado. Ante el riesgo de que la circulación sanguínea se viera afectada o que el dedo sufriera daños, los profesionales derivaron el caso a los bomberos, expertos en resolver lo que parece imposible.


Según pudo saber este diario, con precisión quirúrgica, la dotación utilizó una herramienta eléctrica cortante, conocida como mini torno, para dividir el metal sin lastimar la piel. Fue cuestión de paciencia y técnica; cualquier movimiento en falso podía empeorar la situación. La operación fue exitosa, y la joven, aliviada, no dudó en agradecer a los bomberos por su rápida intervención.
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