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Gustavo Ezequiel Donaire (25) fue condenado a la pena de 13 años de cárcel de cumplimiento efectivo por la Cámara Criminal de la localidad de Caleta Olivia por el abuso sexual cometido a Millaray Cattani en el año 2019.

Se trata de uno de los casos que conmocionó a la provincia de Santa Cruz al salir a la luz en 2021, precisamente el 14 de abril, cuando la joven se quitó la vida en su casa de Puerto Deseado.

Al momento del abuso sexual el ahora condenado tenía 19 años y ella, tan solo 13.

La Justicia lo encontró penalmente responsable del delito y el joven salió detenido el Tribunal. Hubo incidentes con sus familiares, descontentos por el fallo. En contraparte, la familia y abogados de la joven celebraron el fallo.

Este veredicto marca un antes y un después en la jurisprudencia de nuestro país. El caso de Millaray Cattani es sumamente distinto, diferente y único en Argentina, principalmente porque, lamentablemente, la voz de Millaray no está presente. Cuando estos dolorosos hechos sucedieron, Millaray tenía apenas 13 años, mientras que el condenado, Gustavo Donaire, contaba con 19 años de edad. A pesar de la ausencia de su testimonio directo, la justicia logró vincular todos los elementos que ella dejó: el relato de sus amigos y las pruebas que permitieron reconstruir lo sucedido. La familia de Millaray, encabezada por su hermana Ayelén Cattani, realizó lo imposible para que el dolor de la joven no fuera en vano y para que esta persona fuese condenada por el delito que cometió.

Donaire ingresando al recinto. (FOTO: EL PATAGÓNICO)

La condena impuesta es la pena que había solicitado el fiscal de cámara, Carlos Rearte, y el tribunal consideró que era la determinación correcta. Sin embargo, la investigación no se detiene aquí. Los magistrados han determinado que se siga investigando por la posible instigación al suicidio, un hecho que podría agravar aún más la situación de Donaire y extender su condena. Esta decisión del tribunal, de involucrarse y seguir indagando para que la sociedad sea un lugar mejor, ha sido recibida con mucha satisfacción por parte de la familia Cattani.

“Lo logramos, lo condenaron,” expresó ante los medios Ayelén Cattani apenas salió del recinto, su cuñado y abogado querellante, Cristian Fernández, recibieron el fallo con una emoción desbordante y un profundo agradecimiento.

Cristian Fernández y Ayelén Cattani. (FOTO: LAUTARO EZEQUIEL SANTANA)

En el mismo sentido Cristian Fernández, no ocultó su profunda implicación emocional en el caso: “era una hermanita más,” expresó, subrayando lo “muy difícil” que fue probar un caso “atípico” como este. La defensa, ejercida por el Dr. Magallanes y la Dra. Manuela Fernández, se mantuvo en silencio tras el veredicto, saliendo por una puerta trasera para evitar a los medios

“Hablar salva vidas”

La jornada en el tribunal fue un reflejo de la intensidad que rodeó todo el proceso. Ayelén Cattani, presente durante la lectura de la sentencia junto a sus seres queridos, relató la tensión que se vivió. Mientras ellos permanecían dentro de la sala, afuera se encontraban sus familiares y amigos, así como también la familia del acusado. Se escucharon gritos y quejas, si bien la familia de Millaray mantuvo la calma y la compostura, esperando el fallo que hoy finalmente llegó. Al momento de la lectura de la sentencia, Gustavo Donire estaba presente; se le notificó oficialmente la condena, y fue esposado y trasladado de inmediato

Para la familia Cattani, este veredicto, aunque no les devolverá a Millaray, representa un “alivio en el alma” y la certeza de que ella podrá descansar en paz. En declaraciones a LU12 AM680, tras conocer el fallo, Ayelén expresó su agradecimiento por el espacio y la “ferocidad” con la que el caso fue tratado, destacando la importancia de que la justicia actúe con la contundencia necesaria. Este caso, que seguramente pasará al Tribunal Superior de Justicia para que la sentencia quede firme, es un recordatorio de que la sociedad debe seguir involucrándose. Como enfatizó Ayelén, “hablar salva vidas, escuchar sin juzgar salva vidas“.

El caso de Millaray es “sumamente distinto, diferente, único” en nuestro país, principalmente porque la voz de Millaray no está presente. A pesar de la ausencia de su testimonio directo, la justicia logró vincular todos los elementos que ella dejó, como el relato de sus amigos, para reconstruir lo sucedido” dijo y enfatizó en que: “la familia hizo “todo lo posible para que esta persona sea condenada y para que el dolor de Millaray no quede en la nada ni fuera en vano”.

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