Los dos imputados por el robo a la distribuidora quedaron condenados a 5 años de reclusión efectiva, pese a la disidencia del presidente del Tribunal Oral, Dr. Joaquín Cabral, quien por su parte indicó que no había pruebas para que fueran sentenciados. Los ahora condenados ya cumplieron la mitad de su pena.

El Dr. Cabral decidió no votar por el hecho.

En horas de la mañana de ayer se dio a conocer el fallo por el robo doblemente agravado por actuar en banda y por utilizarse armas blancas a la empresa distribuidora Lon Cam, perpetrado el 1ro de abril del 2015.
De acuerdo a la sentencia a la que accedió La Opinión Austral, hubo decisiones dispares de los integrantes del tribunal.
El juez Joaquín Cabral, presidente del tribunal, por su parte, decidió abstenerse de votar por “falta de mérito”, indicando que “el estado de inocencia de los imputados exige que para llegar a una conclusión condenatoria tiene que haber un pleno convencimiento sobre los extremos de la acusación”, remarcando sobre las vaguedades a las que llegó la familia damnificada indicando que al momento de realizar los primeros identikits y en el reconocimiento fotográfico de los acusados no pudieron reconocer de manera categórica a Luis Carlos Huaymas (29) y Faustino Leguizamón (43).
En otra parte de las justificaciones del voto del Dr. Cabral, él indicó que “la valoración judicial debe ser extremadamente cautelosa para no caer en el error de decidir descuidando lo que realmente pasó en la etapa investiga y lo que se probó durante la misma” y, para concluir con su justificación, manifestó que no hubo “una conclusión unívoca”, es decir que si bien no hay elementos de prueba que se interpongan entre sí, puede haber una posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra manera y afectaría al fin del tribunal sobre la búsqueda de la verdad.
Por su parte las vocales María Vila y María Candela García deliberaron que se encontraron pruebas suficientes para determinar que Huaymas y Leguizamón participaron del delito en aquel 2015, haciendo lugar al pedido de la Fiscalía de 5 años de prisión para los detenidos.
Los acusados no estuvieron presentes durante la sentencia, sino que usaron su derecho a permanecer en sus celdas de la Seccional Segunda y del anexo 6 de la Alcaidía Provincial, lugares donde se encuentran alojados desde junio del 2015.
Fuentes consultadas por este medio indicaron que a partir de ahora, la Secretaría de Ejecución de Sentencias resolverá, en los próximos días, el lugar de alojamiento final para el cumplimiento de la condena.
El fallo en cuestión dejó un sabor semiamargo, ya que los condenados ya cumplieron, tras las rejas, la mitad de la condena y, cumplidos los dos tercios de la pena, si cuentan con buena conducta dentro de los alojamientos carcelarios, su defensa podría pedir su excarcelación, es decir, en los próximos meses podrían recuperar su libertad.

El juicio
El martes pasado, el tribunal se había reunido para comenzar con el proceso judicial con los ahora condenados.
Tal como lo informó este medio en su momento, en aquella oportunidad los dos acusados, tanto Huaymas como Leguizamón, dijeron ser inocentes sobre el robo de los 500 mil pesos a la distribuidora.
Huaymas, joven oriundo de Salta, comentó al Dr. Cabral que se encuentra en Río Gallegos hace 3 años y que “no tuve nada que ver con el robo, ese día salía y empezaba mi franco, salí del trabajo y me fui a mi casa”, indicó, remarcando su inocencia.
Faustino Leguizamón, oriundo de Formosa, quien se encuentra en nuestra ciudad desde el año 2011, fue indagado por el Dr. Cabral y desde un primer momento indicó: “no tuve nada que ver”.
Leguizamón además contó su coartada sobre el día del hecho, remarcando que aquel día era su franco laboral, anterior al de Huaymas, y que “había ido a jugar un turno de fútbol con amigos de un cliente de la rotisería”.

El robo se perpetró el 1 de abril del 2015.

El hecho
En la madrugada del 1 de abril de 2015, un grupo ingresó a una casa ubicada en la calle San José Obrero al 1100 de nuestra ciudad, luego de forzar la cerradura de la puerta principal.
Ya dentro de la residencia, los malvivientes despertaron a los tres moradores, una madre y sus dos hijos, y los amedrentaron con armas blancas.
Los delincuentes, con sus rostros tapados, tomaron de rehén a la madre y comenzaron a pedirle el dinero de la recaudación del lugar donde ella era encargada, la distribuidora Lon Cam.
Luego de taparle la cara, tres de los malvivientes subieron al Renault Megane de la mujer y viajaron al lugar donde ella trabajaba. Tras desactivar la alarma, los delincuentes se apoderaron de medio millón de pesos.
Durante el secuestro, los delincuentes le decían a la mujer que conocían todos sus movimientos y que sabían que en su lugar de trabajo había mucho dinero.

Leé más notas de La Opinión Austral