La Cámara de Casación de Paraná confirmó hoy la condena a prisión perpetua para los dos asesinos del contador Gonzalo Calleja, a quien mataron el 14 de julio de 2021 en la capital entrerriana, luego de tenderle una "emboscada" con el falso argumento de cambiar dólares, informaron fuentes judiciales.
El fallo de dicha cámara, integrada por la vocal Marcela Badano, y los vocales Gustavo Pimentel y Darío Perroud; recayó sobre Ezequiel David Morato y Francisco Nahuel Giménez, quien en 2023 fueron hallados culpables por un jurado popular del "homicidio calificado por criminis causa y alevosía" en calidad en de "coautores".
Según las fuentes, para los camaristas, el aporte de Morato en el hecho fue "sustancial" ya que "convocó a Calleja bajo el pretexto de realizar una operación de cambio" y, como ya había realizado en el pasado, la víctima "subió al auto" del ahora condenado, quien "realizó un montaje que posibilitó la emboscada".
De acuerdo con la reconstrucción del hecho, una vez en el auto de Morato, el contador fue "tomado desde atrás" por Giménez, quien se hallaba en el asiento posterior y aplicó la "maniobra letal" contra el contador.
Ambos habían sido condenados a prisión perpetua por el juez técnico Alejandro Grippo, luego del veredicto de culpabilidad del jurado popular.
En el fallo de primera instancia, el magistrado recordó los hechos ocurridos a partir del miércoles 14 de julio del 2021, cuando a las 16.50, Morato convocó a Calleja a la calle Pringles y Suipacha de Paraná, donde, con "otra persona", lo hicieron subir a un Fiat Uno y "en el interior del automóvil lo redujeron y le presionaron su cuello hasta matarlo".
El objetivo era "apoderarse de su mochila con 12.600 dólares, su billetera, reloj inteligente, celular y llaves del auto" y luego "trasladaron el cadáver hasta una zona descampada de calles Selva de Montiel y Juan Báez, donde a las 17.30 abandonaron su cuerpo".
El cuerpo del contador fue hallado un día después en el descampado, a unos 8 kilómetros de donde estaba su Ford Fiesta.
Inmediatamente, Morato y Giménez fueron a un desarmadero donde el primero de ellos pagó con pesos y dólares una deuda que tenía, e intentó deshacerse del Fiat Uno, pero no lo logró.
A las 19.13 de ese mismo miércoles, arribaron a la casa de Morato, se repartieron el resto del monto de dinero robado a Calleja y 30 minutos más tarde, Giménez fue trasladado hasta su casa por un vecino.
Alrededor de las 20.10, Morato convocó a un íntimo amigo y le entregó una mochila negra Nike con "dólares, pesos, dos armas y 1.5 kilos de cocaína, lo que esta persona guardó en la vivienda de sus suegros en la localidad de Colonia Avellaneda", dijo el juez.
En el allanamiento a esa vivienda, se secuestraron 2.600 dólares y 100.000 pesos escondidos en diferentes lugares, la cocaína, dos revólveres calibre .38 y otro .22 y municiones.
A su vez, Morato visitó a otro amigo, le dejó el Fiat Uno, le cambió los neumáticos, le pintaron las tasas, le quitaron el polarizado, limpiaron el interior, quitaron las patentes y lo dejaron escondido.
"Lo mataron cobardemente, le hicieron creer que le iban a comprar dólares aprovechando que ya lo habían hecho y había un vínculo generado, y como tenían una deuda con otro, lo usaron a Gonzalo de cajero automático", había dicho el fiscal Santiago Alfieri en su alegato de apertura
Mientras que los abogados querellantes Damián Pettenatti e Iván Vernengo agregaron que Calleja fue "emboscado" bajo el engaño del cambio de moneda y "lo mataron de forma cobarde por dinero, redujeron la humanidad de Gonzalo por un puñado de dólares".
En sus últimas palabras, Morato confirmó que la acusación en su contra es "casi todo verdad", pero que "no fue un homicidio calificado" sino que el otro acusado mató a Calleja, luego de que el contador "cambió el precio" de los dólares, y que él solamente quiso "robarle".
Por su parte, Giménez dijo que conocía a Morato sólo por hacerle trabajos de albañilería, y que no entendía "por qué se empecina así", señalándolo como el autor del crimen. (Télam)

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