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Este miércoles, comenzó un juicio que ha conmocionado a la localidad de Río Gallegos y a todo el país. El caso de la infame “casa del horror” finalmente será sometido a la valoración de pruebas. La Opinión Austral está presente en la Cámara Oral de la capital santacruceña con la cobertura más completa del proceso.
Los acusados llegaron a bordo de vehículos del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), bajo un fuerte operativo policial para resguardar su integridad física y la paz social. Exactamente a las 9.23 hs, David F., padre biológico de las tres víctimas, y Roxana V., quien era su pareja en ese entonces, ingresaron al recinto para comenzar el juicio. Ambos están acusados de maltratar a los menores, obligarlos a comer sus heces y vómitos, y someterlos a golpes y mordidas.
Pasadas las 9.30 hs, comenzó el debate. Juan Botik es el abogado del padre de las menores y Darío Mozzo está a cargo de la defensa de Roxana V.
La expectativa estaba puesta en si los acusados iban a declarar y brindar su versión de los hechos. Finalmente, solo David F. dio su versión de los hechos, mientras que la mujer acusada prefirió el silencio.
Durante su declaración, el hombre indicó que “sus hijos capaz se confundieron” al referirse a las acusaciones.
“Yo nunca les pegue, nunca les hice, ni vi nada”, indicó David F. quien, además, acusó a la madre biológica.
“Los chicos se lastimaban haciendo deportes“, agregó en otro tramo de sus testimonio e incluso deslizó que “los chicos se pegaban entre ellos“.
Se trata del proceso judicial que nació a raíz de saberse que tres menores de edad sufrían un calvario y, hasta el día de hoy, no han recibido justicia, después de haber sido forzados a vivir en un verdadero infierno que debería llamarse hogar.
El caso ha puesto en tela de juicio los delitos intrafamiliares y la necesidad de avanzar y actualizar la legislación penal para endurecer las penas por maltrato infantil. Como señaló el defensor de Niños, Jorge Godoy a LU12 AM680, este juicio servirá como un mensaje para “aquellos que todavía piensan en levantarle la mano a un menor de edad”.
El lamentable caso no habría salido a la luz de no ser por la desesperación de dos de los niños, quienes, por temor, escaparon de su casa tras romper una tablet. Era invierno de 2021 cuando los pequeños llegaron a una comisaría y relataron a los policías lo que estaban sufriendo a manos de su madrastra y su padre.
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