El lunes pasado, en el intento de robar a una familia zíngara, balearon a un adolescente y a un efectivo policial. De no empeorar el cuadro del oficial herido, su agresor podría recibir una pena máxima de hasta 12 años y medio de prisión, por tentativa de homicidio. Pero, junto a sus dos cómplices, también podría ser penado con hasta veinte años más por el asalto agravado. Se investiga si hubo un cuarto involucrado.

*LOA Zona Norte

El caso del asalto a la familia zíngara continúa en desarrollo. En la jornada del martes, los detenidos prefirieron no prestar declaración indagatoria. No obstante y amén del derecho constitucional que les cabe, el juez de Instrucción Gabriel Contreras a cargo del Juzgado Penal Nº 2, caratuló la causa en función de los elementos propios de la investigación. Uno de los delincuentes ve doblemente agravada su situación procesal. Todos ellos cuentan con antecedentes.
A los tres se les imputó robo triplemente calificado por ser en poblado y banda, por el uso de arma de fuego y por haber causado lesiones de carácter grave en calidad de coautor. Todo ello en función de la irrupción al domicilio emplazado en Beauvoir y Peñalosa de Caleta Olivia, de lo cual resultó herido de bala un adolescente de 15 años de edad. En tal sentido, las penas previstas en el Código Penal arrojan una expectativa que oscila entre un mínimo de seis años y ocho meses y un máximo de 20 años de prisión.
En tanto, al detenido identificado con el apellido Zúniga, se le imputa además homicidio en grado de tentativa, de acuerdo a los parámetros tipificados en los artículos 79, 42 y 45 del Código Penal. Esto puede sumarle una segunda pena que puede consistir entre un mínimo de 5 años y 4 meses y un máximo de 12 años y medio. Con lo cual, en caso de ser condenado en juicio por la totalidad de los delitos imputados y sus respectivas cargas máximas de pena, Zúniga podría ser condenado a unos 33 años de prisión.
La situación de éste último es de mayor gravedad por haber sido quien perpetró el disparo que hizo estragos en una de las piernas del oficial inspector Daniel Agudo. Vale recordar que el cuadro de salud del policía es sumamente delicado, que debió ser intervenido quirúrgicamente y perdió alrededor de 10 litros de sangre. De acuerdo al relevamiento realizado por La Opinión Austral, sólo durante la operación a la que debió ser sometido para reconstruir la forma normal de su fémur, se debieron utilizar 20 bolsas de sangre. Cada una de ellas contiene entre 400 y 500 ml.
La Policía ahora investiga si hubo un cuarto delincuente involucrado que, a bordo de un automóvil, esperaba a sus cómplices y hacía de campana mientras ellos cometían el asalto. “Ya está, pasá a buscarnos”, le habrían dicho a través de un walkie-talkie. El dato surgió a partir del testimonio del zíngaro.

El disparo
Zúniga escapaba cuando Agudo le dio la “voz de alto”, acción que de acuerdo al relato de los uniformados se repitió en al menos otras dos oportunidades sin obtener respuesta positiva. El delincuente se habría limitado a contestar con disparos y, cuando el efectivo cayó al suelo, habría intentado rematarlo realizando otros tres disparos, uno de los cuales se abrió camino por la pierna del oficial. La actitud del agresor es fundamental para los investigadores, porque denotaría su supuesta intención de acertar, incluso matar.
Un dato no menor es que Agudo no contaba con su arma reglamentaria, por lo cual está en debate hacia el seno de la investigación si Zúniga se percató de ello al momento de efectuar los últimos disparos en contra de su integridad física. Por estas horas el estado de salud del policía es estable y, además de familia, amigos y compañeros de trabajo, su propio victimario debería estar más interesado aún en su evolución. De otro modo, su expectativa de prisión podría empeorar notablemente y sumarle al robo agravado algo más que un homicidio en grado de tentativa.

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