Día a día, malvivientes buscan las formas de transportar drogas dentro del país, intentando sortear los controles que, eventualmente, las fuerzas de seguridad realizan.
En paralelo, las autoridades efectúan retenes con canes biodetectores para poder hallar estos estupefacientes para evitar que lleguen a la comunidad y representen un peligro a la salud pública.
En este caso, un joven de Río Gallegos fue demorado y puesto a disposición de la Justicia, cuando lo encontraron con una importante cantidad de LSD, también denominado como ácido lisérgico, una droga psicoactiva que puede generar un grave perjuicio a quien la consuma.
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas el acusado y ahora condenado es un joven de 25 años de edad, de apellido Soto, que fue interceptado en un control preventivo que el personal de Gendarmería Nacional hizo el 14 de mayo del 2021, en cercanías al puesto de la Unidad Operativa Güer Aike, en las afueras de nuestra ciudad capital.
En aquella oportunidad, Soto retornaba del norte del país a bordo de un colectivo de larga distancia. Cuando los gendarmes subieron al vehículo controlaron a los pasajeros junto a un can biodetector que hizo un marcaje en las pertenencias del joven.
Según pudo saber este diario, Soto se mostró nervioso por la presencia de los agentes quienes lo requisaron y le encontraron la droga. Un troquel de LSD estaba en su billetera mientras que tenía 25 dosis de la misma droga detrás de la carcaza de su teléfono celular.
Si bien Soto pasó parte del proceso tras las rejas, luego fue liberado. De igual manera, la causa en su contra continuó su curso y, esta semana tras el receso invernal, el Tribunal Oral Federal de Río Gallegos dio a conocer la sentencia contra el joven.
Además de la droga secuestrada, a Soto le habían secuestrado el celular que daba cuenta del conocimiento del traslado de la droga y que tenía fines de comercialización. En un debate abreviado, él reconoció el delito que había cometido y la Fiscalía General, a cargo de Patricia Kloster, solicitó un juicio abreviado.
Finalmente, la Justicia le dio la derecha a la solicitud y condenó a Soto a la pena de dos años y medio de prisión en suspenso, además del pago de una multa de cinco mil pesos. Además, será sometido a un régimen de conducta en el que deberá cumplir con trabajo comunitario en una dependencia de la Municipalidad y no incurrir en nuevos delitos si no quiere perder la libertad
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia