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En la noche del pasado sábado, la tranquilidad de Río Gallegos, la capital de Santa Cruz, se vio interrumpida por un principio de incendio que tuvo lugar en un automóvil estacionado en la calle Zapiola al 300. Gracias a la pronta respuesta del personal de la División Cuartel Central de bomberos, se evitó una situación que podría haber tenido consecuencias mucho más graves.
Aproximadamente a las 22:30 horas, los vecinos de la zona notaron un humo denso y un fuerte olor a quemado, lo que motivó el inmediato llamado a los servicios de emergencia. Los bomberos llegaron al lugar en cuestión de minutos, desplegando rápidamente su equipo y experticia para controlar el fuego que amenazaba con propagarse no solo al vehículo, sino también a los automóviles cercanos y a las propiedades colindantes. Según pudo saber La Opinión Austral, se trataba de un Ford Fiesta que estaba siendo preso de las llamas estacionado en la calle antes mencionada.
El rápido accionar del personal de bomberos, compuesto por profesionales altamente capacitados, resultó fundamental para minimizar los daños. Con una coordinación excepcional, lograron extinguir las llamas y asegurar la zona, evitando así que el siniestro causara heridos o daños significativos. Afortunadamente, no se registraron víctimas ni personas afectadas por el incidente
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