Disculpe, ¿podría abrir el baúl de su auto?” fue lo que un policía le dijo a un hombre, luego de haberlo interceptado en las calles de Puerto Deseado, en un procedimiento que se registró hace un poco más de tres años.

El caso tiene como protagonista, imputado procesado y ahora condenado a un pintor de la localidad portuaria, quien no tuvo reparos en acceder a lo que le solicitaron los agentes de las fuerzas del orden, quizás, sin saber con lo que se toparían momentos después.

De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, el hombre fue identificado como E. Acevedo, de 28 años de edad, quien no contaba con antecedentes ni investigaciones previas en su contra y fue interceptado en la calle Almirante Brown al 800, en un procedimiento que se registró en la mañana del 2 de marzo de 2020.

En esa oportunidad, los agentes requisaron el vehículo en cuestión y, en la zona del baúl, escondidas entre cajas que eran de sartenes, hallaron varios envoltorios de marihuana. Algunos de los mismos eran parte de panes, que habían sido recortados, y otros eran unos pocos gramos. Finalmente, se estableció que el pesaje total era de 1,400 kilos. Además encontraron algunos picadores para la misma sustancia, celulares, balanzas de precisión y dinero que sería fruto de transacciones ilegales de narcomenudeo.

Acevedo fue demorado en primera instancia, pero luego liberado tras pasar unos días tras las rejas. Finalmente, la causa fue caratulada como “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización” y el hombre fue procesado.

Esta semana, el expediente fue juzgado en el Tribunal Oral Federal de Río Gallegos y hubo un cambio de carátula solicitado por la Fiscalía General, a cargo de Patricia Kloster. La funcionaria entendió que debía cambiarse a “tenencia simple de estupefacientes“, ya que no había certezas de que el hombre hubiera tenido intenciones de comercializar la marihuana.

Si bien encontraron elementos como el dinero, la droga fraccionada y las balanzas de precisión, que serían indicios de la presunta venta, sólo se trataba de eso: indicios, no pruebas concretas que dieran cuenta del narcomenudeo.

Además, a favor de Acevedo como se dijo más arriba, no había investigaciones previas en su contra ni antecedentes por este tipo de delitos. El pintor reconoció la tenencia de la droga y, tras una deliberación, el tribunal lo sentenció a la pena de tres años de prisión en suspenso. Por eso, mientras continúe su condena, deberá cumplir con un régimen de conducta si no quiere terminar tras las rejas

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