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A principios de abril, la tranquilidad de Puerto Deseado se quebró cuando circularon en Instagram imágenes del joven blandiendo un arma, horas después de golpear a un compañero. Durante la pelea el adolescente habría dicho: “Pasame la mochila que adentro tengo el arma“, lo que generó pánico entre los testigos. La policía allanó su vivienda y halló vainas servidas, aunque no el arma.
El hecho no es aislado. En menos de un mes, se registraron situaciones similares en el Conurbano bonaerense: en José C. Paz, un alumno se filmó con un arma de grueso calibre, mientras que en Ingeniero Maschwitz un grupo planeó un tiroteo escolar. Los expertos señalan un patrón preocupante: acceso a armas, exposición en redes y una escalada de violencia entre jóvenes.
Padres del Colegio Nº24 se reunieron en la Biblioteca Florentino Ameghino para exigir acciones concretas. En un documento, reclamaron la “intervención urgente de Niñez, la Policía y el Concejo Deliberante”. Pero el llamado más conmovedor vino de quien menos esperaban: la madre del acusado.
En un posteo viral, la mujer expuso la cruda realidad detrás del caso: “Sería tan necesario que en Puerto Deseado haya acompañamiento para jóvenes con adicciones y para padres que no sabemos cómo ayudarlos”. Con tono desgarrador, cuestionó la falta de políticas públicas: “No tengo ayuda para afrontar esto. Es fácil hablar desde afuera, pero nadie sabe lo que vivimos. Estaría bueno que haya un grupo de profesionales con los que se pueda hablar, que hayan actividades para esos jóvenes que lamentablemente se pierden en su adicción” expresó
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