Este viernes, la División de Investigaciones de Río Gallegos conmemora su aniversario número 41, una fecha que invita a repasar su historia, valorar el trabajo de sus integrantes y reconocer el rol fundamental que desempeña en la seguridad de la comunidad santacruceña. Creada el 15 de agosto de 1984 bajo la Disposición N° 18-“J”/84, la entonces Brigada de Investigaciones nació como respuesta directa al crecimiento poblacional de la capital y al consecuente incremento de los delitos que afectaban de manera directa a los vecinos. Fue el comisario general (R) Astolfo González, por entonces jefe de la Policía de la provincia, quien firmó la resolución que designó al subcomisario Víctor Manuel Aguilar como primer jefe de la flamante unidad.
Según pudo saber La Opinión Austral, en aquellos años, la ciudad comenzaba a experimentar un proceso de transformación social y económica que, junto con el aumento demográfico, trajo aparejado nuevos desafíos para las fuerzas de seguridad. El objetivo era claro: dotar a la Policía de una herramienta capaz de investigar, esclarecer y prevenir hechos delictivos con un enfoque especializado. Así, la Brigada se consolidó con el tiempo como un actor clave en la lucha contra el crimen.
El objetivo de la creación fue la de dotar a la Policía de una herramienta capaz de investigar, esclarecer y prevenir hechos delictivos.
Con la sanción de la Ley de Seguridad Pública N° 3523 y el Decreto 023/18, la estructura organizativa de la Policía de Santa Cruz sufrió una reconfiguración que derivó en la creación de la Superintendencia de Policía Judicial e Investigaciones. En este nuevo esquema, la Dirección General de Investigaciones quedó bajo la órbita del Departamento de Investigaciones del Delito Organizado Zona Sur, del que actualmente depende la División de Investigaciones Río Gallegos.
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El actual jefe de la DDI, comisario Juan Álvarez, dialogó con La Opinión Austral y describió la labor cotidiana de la unidad. “Venimos trabajando de manera coordinada con cada comisaría y bajo los lineamientos que enmarcan nuestras leyes penales, con el apoyo directo de la Justicia, que nos brinda las herramientas procesales para avanzar en nuestras investigaciones”, señaló. Destacó también que gran parte del éxito operativo se basa en el compromiso y la experiencia de su personal: “Tenemos muchos efectivos con más de diez años de servicio, lo que implica vocación, profesionalidad y, sobre todo, dedicación”.
El trabajo de la DDI, por naturaleza, suele desarrollarse en silencio, lejos de la exposición pública. Álvarez subrayó que la capacitación constante es un pilar central en la formación de los investigadores, complementando la experiencia acumulada. “En general, nuestra policía cuenta con muy buen recurso humano. Nosotros, como grupo, llevamos años trabajando juntos y eso nos ha permitido ser cada vez más sólidos, lo que se traduce en mejores resultados”, expresó.
El comisario recordó casos emblemáticos en los que la unidad tuvo un papel decisivo, resaltando que cada investigación se asume con la máxima seriedad, dado que los resultados inciden directamente en las resoluciones judiciales. “Todo es sacrificio y responsabilidad. La seriedad en las tareas es fundamental”, remarcó.
Mirando hacia el futuro, Álvarez señaló que los desafíos no son menores: “Queremos continuar con las capacitaciones, mejorar el espacio físico en el que trabajamos y ampliar el grupo de trabajo, porque las demandas crecen año a año y necesitamos estar a la altura”. También aprovechó la ocasión para agradecer a todos los efectivos que pasaron por la DDI desde su creación: “Cada uno aportó un grano de arena para que nuestra división tenga la funcionalidad y los resultados que hoy podemos mostrar”.
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