Your browser doesn’t support HTML5 audio
La tarde de este viernes con un matiz de alivio y una sombra de recuerdo en la terminal de colectivos de Río Gallegos. Eran poco más de las 16:00 horas cuando se confirmó la tan esperada noticia: el tramo de la Ruta Nacional Nº 3, escenario de un trágico choque que cobró la vida de cuatro personas, había sido finalmente habilitado al tránsito. La remoción del colectivo involucrado en el incidente fatal, ocurrida la noche anterior, marcaba el fin de una espera angustiante y el inicio de un regreso a la “normalidad” para los viajeros patagónicos.
El aire en la terminal, que habitualmente bulle con la expectativa de la partida, ayer se mezcló a con el eco de la tragedia reciente. Cuatro vidas perdidas en un suceso que conmocionó a la región.
Entre los primeros en partir se encontraba Eduardo, un pasajero de la empresa Via Tac, cuyo destino era Trelew. A pesar de la cercanía temporal con el incidente, que no afectó a su compañía, su semblante reflejaba una llamativa calma. Al ser consultado sobre si el fatal suceso le generaba alguna aprehensión, su respuesta fue categórica: “No, para nada“. Una postura que, si bien puede sorprender, es compartida por muchos que entienden el viaje como una parte ineludible de la vida en la vasta geografía austral.
Pero no todos comparten la misma imperturbabilidad. Mónica, quien llegó a la terminal ya con la noticia de la tragedia. “En la frontera, cuando cruzamos, porque vengo de Punta Arenas, hablaban que un accidente muy grande y ahí nos dieron las indicaciones que usamos el cinto para seguridad. Algo se comentó, creo que fue muy terrible, muy trágico”, relató, haciendo alusión a las advertencias recibidas en el cruce fronterizo. Sin embargo, su aproximación al viaje se encuentra anclada en una profunda fe.
“Ninguna sensación porque soy una hija de Dios, estoy leyendo la palabra del Señor y los invito a todas las personas que están van a ver el reportaje, que busquen de Dios, porque cuando viajamos con él confiamos en él y encomendamos nuestra vida a él, él nos cuida y nos libra“, expresó con convicción. Su mensaje se extendió también a los familiares de las víctimas: “que tengan consuelo, que busquen de Dios si no le conocen y sabiendo que Dios tiene control de nuestras vidas y que el Señor les dé paz en sus corazones y les pueda ayudar de sabemos que somos carne y que nos dolemos con las pérdidas sobre todo, pero cuando estamos confiados en el Señor, él nos ayuda a salir de toda esta angustia que nos provoca la pérdida de un ser”.
Más adelante en la sala de espera, Sonia, también proveniente de Punta Arenas y con destino a Caleta Olivia, aguardaba su partida. Confirmó haber tomado conocimiento del incidente por televisión. Su visión, teñida de un pragmatismo fatalista, resonó con la realidad de quienes transitan las rutas argentinas. “Sí, pero si te tienen que pasar algo, te va a pasar igual. No se puede evitar“, sentenció, reflejando una resignación frente a lo incontrolable. Más allá de la tragedia, Sonia no dudó en señalar algunas falencias en la infraestructura de la terminal, como la ausencia de televisores. “Tendría que haber tele acá porque en todas las terminales“, comentó, “eso ya es una falla que hay acá”. Su filosofía de vida y viaje es clara: “lo que pasa que si vos no salís no viajas, no le pasa nada. Eso ya uno lo sabe. Es lanzarse a la aventura“.
Finalmente, encontramos a Gisel , quien junto a su pequeña hija Naoma, se preparaban para regresar a Río Mayo, Chubut, después de un viaje a Tierra del Fuego para celebrar el cumpleaños de su padre. El susto por la tragedia fue personal: “del accidente, sí, porque me llamó mi esposo pensando que habíamos tenido el accidente“, confesó. A diferencia de otros, el impacto del suceso sí modificó su percepción del viaje. “Uno va con un poco más de precauciones, que se pone el cinturón, cosa que cuando vas en un colectivo por ahí no lo haces. Así que bueno, siempre más atentos a las rutas, más despiertas. Bueno, yo calculo que los [choferes] también van a ir un poco más despiertos”, explicó, abogando por un mayor nivel de conciencia y seguridad. Consciente de la estadística, añadió que “es casi improbable que vuelva a pasar tan rápido”, aunque reconoció no tener detalles de cómo ocurrieron los hechos.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario