Un suceso de extrema peligrosidad se registró durante el fin de semana en la localidad de Puerto San Julián, y derivó en una intervención policial y judicial dentro de un domicilio.

Todo ocurrió en los primeros minutos del domingo, cerca del pasaje Forgas de la ciudad portuaria, cuando un remisero se acercó a buscar a un pasajero y fue abordado por dos hombres encapuchados. Uno de los malvivientes sacó de entre sus pertenencias un arma de fuego y lo amenazó de muerte.

Asustado, el damnificado apretó el acelerador hasta que encontró un móvil del Comando de Patrullas que se encontraba en la zona para exponer lo que le había sucedido momentos antes en plena vía pública.

De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, a través de fuentes consultadas, se pudo saber que, tras la amenaza, el trabajador del volante no terminó con lesiones físicas pero si con un susto muy grande. Más allá de eso, pudo dar las características de los malvivientes, del arma con la que lo habían amedrentado y hasta indicar a donde se habrían escondido: en una casa emplazada en Forgas al 1.800.

El personal policial se acercó a la morada pero no recibieron respuesta. De esta manera se estableció una consigna policial en el lugar hasta tanto el Juzgado de Instrucción dispusiera el allanamiento para, entre otras cosas, secuestrar el arma de fuego y evitar un mal mayor.

Según pudo saber este diario, no fue hasta el mediodía del domingo cuando el magistrado interviniente dispuso el ingreso de la fuerza pública a la casa. El procedimiento estuvo a cargo del personal de la Comisaría Segunda. El ingreso táctico estuvo a cargo del personal del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y también intervino el secretario penal de turno, Luis Taboada y el fiscal Alejandro Victoria.

Si bien se pensaba que los moradores podrían arremeter contra los efectivos, lo cierto es que eso no sucedió. De igual manera, el principal sospechoso del caso –un hombre de 36 años de edad– comenzó a entorpecer el procedimiento y -según indicaron fuentes oficiales- comenzó a golpearse solo contra las paredes de la casa. Finalmente fue reducido y esposado antes que ponga en peligro su vida o la de terceros.

Como dato, en la casa había un efectivo con prestaciones activas en el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de 30 años que, en ningún momento durante el procedimiento, se identificó como tal, siendo esta actitud pasible de alguna sanción administrativa en el futuro.

Volviendo a los resultados del procedimiento, los agentes encontraron varios envoltorios de cocaína (de los que no trascendió el pesaje total). De igual manera, se incautaron balanzas de precisión que podrían dar cuenta que el acusado podría ser un presunto dealer. Finalmente, cumplidos los plazos legales, quedó detenido a la espera de nuevas directivas del magistrado interviniente

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