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Lejos de ser casual, el escenario en pleno Aeroparque en la Ciudad de Buenos Aires, fue el elegido para presentar la aeronave del horror, que formó parte de la historia más oscura de Argentina.
A la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía, Sergio Massa, la acompañaron Cecilia De Vincenti, hija de Azucena, Mabel Careaga, hija de Esther, ambas hijas de víctimas de “los vuelos de la muerte”. El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, completó la mesa.
Entre discurso y discurso, de fondo, se escuchaba el sonido de los despegues y aterrizajes propios del ambiente en aeroparque.
Las hijas fueron el motor para llegar hasta lo que sucedió ayer: recuperar esa parte de la historia materializada en el avión que durante 1977 transportó a militantes, torturados y sedados, para arrojarlos con vida al mar.
Se trata del Skyvan PA-51, propiedad de Prefectura que luego terminó en manos de un empresario en Estados Unidos.
Desde esa aeronave fueron arrojadas vivas al mar las Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Bianco, entre ellas. Cecilia y Mabel fueron claves en la repatriación de la nave.
A ellas se sumó Héctor Francisetti, marido de Mabel, que recorrió oficinas e incluso llegó al propio presidente Alberto Fernández. Durante la dictadura, Héctor estuvo 7 años detenido en Sierra Chica, La Plata, Rawson y Caseros.
¿Cómo fue el proceso? Mabel habló con La Opinión Austral y contó que todo comenzó en el 2020, cuando iniciaron las gestiones ante el Ministerio de Defensa.
El año pasado, en noviembre, después de varias gestiones se reunieron con el ministro Sergio Massa, quien aceptó inmediatamente apoyar el pedido, siguiendo las gestiones para comprar el avión.
¿Cómo dieron con la aeronave? “Si hubo vuelos, hubo aviones, y si hubo aviones, hubo pilotos“, recordó Mabel. De la mano de la periodista Miriam Lewin que, además, es sobreviviente de la exESMA y el fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo, en 2010 encontraron el PA-51 en Estados Unidos.
“En un principio nosotros desconocíamos la complejidad de comprar un avión y todo lo que eso significaba, pero ante cada dificultad siempre se encontró la solución y hoy el avión está acá y no va a volver a volar“, aseguró Mabel, conmocionada, pero con voz firme, con toda la carga simbólica que representa el hecho, a 40 años de la vuelta de la democracia, y 46 años de ese “vuelo de la muerte”, que se dio un 14 de diciembre de 1977.
“¿Se imaginaban ustedes llegar a este día?”: La verdad, relató Mabel, “es que a partir del 2017, cuando se condenó a los pilotos de los vuelos de la muerte, empezamos a pensar en que este avión había que traerlo de vuelta a la Argentina y tenía que ser un testimonio de la brutalidad de la dictadura militar”.
“Tuvimos que esperar, porque en el año 2017 gobernaba Macri, para quien los derechos humanos son un ‘curro‘, así que retomamos en el 2020, al principio era dificultoso, porque no encontrábamos la manera de que este avión se comprara, pero se destrabó”, recordó. Mabel sostiene que “la diferencia la hacen las personas”.
“Mucha gente trabajó muchísimo para que esto fuera posible. Pensá que era un avión que ni siquiera estaba en venta“, afirmó.
Tuvieron que hacer las gestiones con el empresario, convencerlo para que lo venda. En ese momento, la aeronave era destinada a la práctica de paracaidismo.
Para Mabel, “es muy conmovedor“, suspira. “Qué se yo, es tremendo por el lado personal” y agrega, con firmeza: “Es muy doloroso en lo que nos pasa a nosotros, pero para la sociedad y para la memoria histórica y colectiva de nuestro país, nos parece que es muy importante que esto esté en la Escuela Mecánica de la Armada”. Es, en pocas palabras, “lo que le debemos a los y las treinta mil“.
Es seguir haciendo memoria. “Pero no solamente memoria, sino también seguir luchando por un país un poco más justo, más igualitario, que fue por lo que ellos lucharon. Eso es lo que está detrás de todo esto, es esa lucha de esa generación“, aseguró Mabel. Minutos más tarde, repitió algunas de estas frases ante un aeroparque colmado y conmovido.
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