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A veces se obtiene lo que uno busca, desea o necesita, pero para lograrlo se dejan girones en el camino. Pirro, rey de Epiro, luego de Macedonia, derrotó en el año 279 a.c. a los romanos en la batalla de Ásculo, pero a costa de sufrir numerosísimas e irremplazables bajas. A raíz de ello, el diccionario de la Real Academia Española (RAE) define una “victoria pírrica” cuando “se obtiene un triunfo con más daños para el vencedor que para el vencido o se consigue algo con mucho trabajo”.

Después de esta pincelada cultural volvamos a la realidad cotidiana y a la zafra langostinera” que este año obtuvo una victoria (por así decirlo) dado que se pescó mejor, con buena calidad y langostinos de mayor tamaño, pero con precios internacionales deprimidos, compradores (China) ausentes y cautelosos, costos internos en alza y una batalla con el dólar que había compensado con una devaluación inicial, pero después quedó descalzado nuevamente. Hay preocupación entre los empresarios pesqueros que advierten sobre una “rentabilidad nula o a pérdida” del langostino esta zafra.

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Las retenciones del 6% sobre langostino congelado a bordo, uno de los reclamos.

La temporada arrancó a fines de mayo y terminó a mediados de septiembre (antes incluso que el año pasado que cortó el 30 de septiembre y llamó la atención). Desde lo biológico había buena perspectiva, y se sabía porque los informes del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) eran muy buenos y habían anticipado que habría una buena disponibilidad del recurso.

Federico Angeleri, CEO del Grupo Veraz, contó a SCP que, desde lo biológico, “fue una buena campaña por la disponibilidad del recurso”. “Pescamos muy bien en junio, julio y agosto, fueron tres meses y medio intensos“, relató. El año pasado había habido complicaciones climáticas, y, si bien este año hubo mucho frío, no hubo tormentas ni viento en altamar por lo que se concretaron más días efectivos de pesca que la temporada anterior. Si, claro, hubo dificultades, por las nevadas, en tierra, más que nada logísticas, por las rutas cerradas.

Gustavo Casanova, CEO de Arbumasa, coincide en marcar una temporada que se presentó, desde lo biológico. “Tuvimos un inicio de zafra muy bueno en términos de volumen y calibres, te diría, el mejor año de la última década en tamaño, mucho L1 (N de la R: L1 significa que en 1 kilo entran entre 10 y 20 piezas)”, repasó Casanova.

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Gustavo Casanova (Arbumasa)

Demanda deprimida

Claro que, todo lo bien que anduvo la pesca es proporcionalmente opuesto a lo complicadas que andan las cosas en el negocio. En dos frentes, lo interno (costos, inflación, dólar) y lo externo, (los precios bajos, compradores ausentes como China, desaceleración del consumo europeo, competencia con el langostino de criadero).

Casanova describió un comienzo de zafra con “cierta demanda de L1 porque había faltado el año pasado”, pero “la realidad es que todo se complicó cuando definitivamente China nunca arrancó a comprar“. Recordemos que es un mercado muy importante, de 20.000-25.000 toneladas que quedaron “huérfanas”. “Japón comprando, pero lento, con temor, Italia bien pero no descollante, España compra también, pero ni ellos ni el resto de los mercados logran cubrir esa falta asiática”.

Así las cosas, es una cuestión de oferta y demanda: “Cuando todos pescamos bien, pero los mercados no responden se caen los precios y se están pagando precios por el langostino que no condicen con el producto que tenemos“, dijo Casanova.

Lo mismo Angeleri, quien confirmó ese arranque con buena expectativa de precio para el langostino más grande porque el mercado estaba sin stock y el año pasado se había pescado poco de ese tamaño. “Pero como se pescó mucho y la demanda no traccionaba tanto, el precio empezó a bajar rápidoy eso arrastró al tamaño siguiente, el L2“, expuso el CEO del Grupo Veraz. Calcula una caída en precios de 5% a 8% respecto del año pasado.

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Federico Angeleri (Grupo Veraz).

Angeleri hace una perfecta radiografía de por qué sucede todo esto. Y son varios puntos. “Hay un poco de todo”, anticipa. “En el caso del L1 hay una ausencia del mercado chino que está con una recesión importante impacta mucho, pensemos que casi un 50% del langostino L1 lo compraba China y hoy está fuera del mercado”.

Después, “hay una presión bajista por los precios bajos del langostino de cultivo, que, si bien no es un competidor directo nuestro, te termina arrastrando”, lamentó Angeleri. “El langostino de cultivo hace que haya producto todo el año y a nosotros nos cuesta mucho diferenciarnos, despegarnos de esa oferta, y poder vender, porque los compradores, en tiempos como estos, cuando tienen que tomar una decisión de compra miran los precios, y no pagan esa diferencia”.

Pero no sólo es precio este año. Angeleri advierte otro impacto producto del langostino de cultivo: “Nosotros siempre tuvimos la diferenciación de tamaño, porque el de cultivo estaba en L3, pero este año demoraron las cosechas y, en muchos casos, terminaron cosechando más de L2”.

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China era un comprador de entre 20 y 25 mil toneladas que este año no se vendieron.

Otro punto es la economía europea, que “todavía está golpeada, deprimida, sumado a la guerra Rusia-Ucrania, aumento de tarifas de energía, etc. … golpearon en los hogares y eso hizo que la gente cambie sus hábitos de consumo”.

Problemas intestinos

“Los costos están muy complicados, porque es cierto que en diciembre se devaluó, pero fue una corrección que compensó el atraso de 2-3 años, y, por otro lado, con la inflación de diciembre a marzo ese recupero se terminó esfumando y hoy estás de nuevo con inflación en dólares en tus costos, todo aumenta y otra vez perdimos competitividad”, resumió Casanova.

“Esto los pone en un nivel de costos igual o peor que hace un año, sólo que esta vez con mercados más complicados. Más las retenciones (del 6% para el langostino congelado a bordo), coloca a 2024 como otro año de pérdida segura para el langostino a bordo“, enfatizó el CEO de Arbumasa.

“Para mí estamos peor que hace 5-10 años, un sector con una carga impositiva altísima, nos está costando el futuro”, apuntó Angeleri. ¿Cómo subsisten entonces? preguntó SCP. “Con otros negocios como calamar o merluza, que subsidian al langostino y, por otro lado, las empresas se financian con endeudamiento o venden activos”, esgrimió Casanova. Y agregó: “Seguimos porque tenemos las inversiones hechas y la gente, aunque esperamos que mejore, de todos modos, en algún momento hay que parar la pelota y hablar de costos, que es compleja, también evaluar retenciones, porque 6%, como estamos, quieras o no es un montón”.

“Lo que más nos preocupa hoy es subsistir en el corto plazo porque la verdad es que hemos tenido que ajustar salarios en base a inflación y, si bien hemos tenido una devaluación que nos acomodó los números que venían muy atrasados, luego los meses subsiguientes con tanta inflación y tan poco acompañamiento de movimiento del tipo de cambio nos volvió a poner en una situación de debilidad”, dijo Angeleri. Y agregó: “Es una industria netamente exportadora y competimos contra otros países pesqueros que inclusive tienen acuerdo de libre comercio con Europa”.

“No es que queramos hacernos ricos, queremos seguir con el negocio porque el impacto en la comunidad es importante, derrama en las ciudades portuarias, quizás todos tengamos que resignar algo para que nos siga dando a todos”, cerró Casanova.

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