A casi un mes de la asunción de Jorge García Cuerva en el arzobispado de Buenos Aires y del nombramiento de Fabián González Balsa como administrador diocesano de Río Gallegos, este viernes en forma simultánea en Roma y en Buenos Aires se conoció la noticia más esperada por la diócesis del fin del mundo.
Ignacio Damián Medina (56) nacido en Tandil, provincia de Buenos Aires, fue nombrado por el papa Francisco como el nuevo obispo diocesano. Su llegada al sur será para el, hasta este jueves, obispo auxiliar de Lomas de Zamora un reencuentro con una comunidad que conoció hace casi dos décadas, pero también con un viejo amigo y compañero de seminario, con quien trabajará codo a codo.
El 26 de noviembre 1994, Fabián González Balsa e Ignacio Medina fueron ordenados sacerdotes
Medina ingresó al Seminario Metropolitano de la Inmaculada Concepción de Villa Devoto en la arquidiócesis de Buenos Aires, el 19 de marzo de 1987, allí coincidiría con Fabián González Balsa y junto a él y otros 13 compañeros serían ordenados sacerdotes el 26 de noviembre de 1994 por el cardenal Antonio Quarracino, arzobispo de Buenos Aires, en una celebración realizada frente a la catedral metropolitana, al aire libre. Celebración eucarística que fue concelebrada por los seis obispos auxiliares de Buenos Aires, entre ellos, el entonces monseñor Jorge Mario Bergoglio.

Este viernes, apenas unas horas después de conocerse su nombramiento, el obispo Medina compartió en los micrófonos de LU12 AM680 “La decana de la Patagonia”, sus primeras sensaciones.
“Es una conmoción al corazón, estaba trabajando como obispo auxiliar de Lomas de Zamora en estos últimos tres años y medio y la noticia, te impacta, pero con alegría, con paz y en oración“, manifestó.
El sur es lejano por la geografía pero también muy cercano en el corazón
“Los primeros cinco años de sacerdote los hice en Buenos Aires, pero había un deseo de misión y de servir en otra diócesis. Ya había estado como seminarista, como diácono y supliendo en algunas parroquias del interior de la provincia de Santa Cruz como cura y se fue dando la charla como monseñor (Alejandro) Buccolini y después, con el permiso de monseñor Bergoglio, en aquel entonces arzobispo de Buenos Aires, se me permitió estar seis años en la Diócesis de Río Gallegos. Posteriormente, por necesidad de la Arquidiócesis, regresé por 12 años y estuve en dos parroquias y después como obispo en estos últimos tres años y medio”, relató.

El 26 de noviembre de 2019, el papa Francisco lo nombró obispo titular de Nepte y obispo auxiliar de la diócesis de Lomas de Zamora y recibió la ordenación episcopal el 29 de febrero de 2020, en una misa que presidió el obispo diocesano, Jorge Lugones SJ. El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, y uno de los auxiliares de la arquidiócesis porteña, monseñor Juan Carlos Ares, fueron sus obispos co-consagrantes.
Lejos y cerca
Ahora, Medina será el séptimo obispo de la diócesis más austral y el sur, reconoció, que le resulta “lejano por la geografía pero también muy cercano en el corazón porque uno ha estado en una comunidad parroquial en la parroquia Inmaculada con dos capillas, Jesús Misericordioso y San Nicolás y he dejado muchos muchos amigos, mucha gente con la que uno ha logrado tener lazos fraternos, eso inevitablemente hace que uno esté permanentemente en contacto”.

Especialmente a monseñor Buccolini, fallecido en 2014, lo recordó con afectuosas palabras: “Un pastor con un corazón bueno, con un corazón misericordioso“.
Aún sin fecha para su ordenación y traslado, el obispo diocesano confirmó que ya han conversado con González Balsa, (NdR. Medina, junto a Mario Poli, fue su co-consagrante en su ordenación como obispo auxiliar en Las Heras en 2022) y aún le resta reunirse con García Cuerva.
Monseñor Buccolini fue un pastor con un corazón bueno y misericordioso
Sobre su futuro trabajo pastoral, manifestó que “es muy pronto para poder contestarlo, pero las líneas son las que hoy nos pide la Iglesia: la fraternidad, ese es el camino al que el papa Francisco nos está invitando y es lo que uno como pastor de la Iglesia y como servidor está dispuesto a realizar en la diócesis”.
Aún procesando el nombramiento, Medina reconoció: “La expectativa es poder servir de la mejor manera al pueblo de Dios en esta responsabilidad grande que significa ser pastor de la iglesia y una Iglesia diocesana, creo fervientemente en eso. Estar en contacto con los que más sufren, con los más necesitados, pero también con todo aquel que necesite de la iglesia de Río Gallegos“.
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