Los buñuelos están entre las recetas favoritas de los argentinos. Llueva, nieve o salga el sol, siempre es un buen momento para degustar este dulce esponjoso que se puede comer relleno o solo y lleva una lluvia de azúcar que lo hace irresistible.
Su verdadero origen no se conoce con precisión, aunque existen distintas versiones entre los historiadores. El nombre de la palabra “buñuelo” deriva de la palabra “puñuelo”, que hace referencia a una bolita de masa que los romanos acostumbraban a amasar con las manos. Hay escritos que datan del siglo II A.C. en los que se menciona un postre similar a unos “globos”.
Otras versiones aseguran que el buñuelo era un postre tradicional del norte de África y de España. Lo cierto es que las primeras recetas oficiales se pueden rastrear al siglo XVI, cuando los habitantes de Granada y Sevilla lo consideraban uno de los dulces preferidos en el menú.
De la mano de los inmigrantes españoles llegaron estas preparaciones a Sudamérica, donde los argentinos la adoptaron como propia por su capacidad rendidora, por lo económico de sus ingredientes, su irresistible sabor dulce y su consistencia esponjosa.
Receta de buñuelos dulces
Ingredientes
- 1 huevo
- Ralladura de naranja, limón o esencia de vainilla
- 125 grs de harina leudante
- 50 grs de azúcar
- 60 cc. de leche
- Aceite para freír
Preparación
- Colocar en un bol el huevo, la esencia de vainilla o ralladura de limón o de naranja. Agregar azúcar y comenzar a batir.
- Añadir la harina leudante poco a poco y la leche. Remover bien para que quede una mezcla homogénea y sin grumos. Tiene que quedar una consistencia espesa.
- Armar las bolitas.
- Una vez listos, calentar aceite en una sartén profunda y cocinar los buñuelos, vigilando constantemente para que no se quemen.
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