El pan predecesor de la focaccia surgió en el siglo II a.c., conocido como libum. Esta masa levada con harina integral, que llevaba queso, huevos y miel fue destronada recién en la Edad Media, cuando los panaderos genoveses dieron origen a una variedad hidratada en aceite de oliva que se popularizó rápidamente.
La focaccia empezó como un simple pan con oliva, pero luego se añadieron los tomates (descubiertos en América) e ingredientes del Mediterráneo como las hierbas, los cherry y las aceitunas. El balance de sabores alcanzó un mix único y desde entonces, es una de las variedades pan más consumidas en el mundo.
La receta tradicional es muy sencilla: lleva harina, agua, aceite de oliva, levadura, hierbas a elección y vegetales a gusto. Su masa puede ser gruesa y suave, suave y crujiente, rellena, delgada, entre otras. Esta preparación salada va muy bien acompañada con una copa de vino, puede ser blanco o tinto.
Receta de focaccia
Ingredientes
- 260 grs. de harina de trigo de fuerza
- 14 grs. levadura seca de panadero
- 160 ml. de agua templada
- Aceite de oliva extra virgen
- 1 cdita de sal
- Aceitunas sin carozo
- Tomates cherry
- Romero y tomillo
- Sal gruesa
- Aceite de oliva
Preparación:
- Colocar la harina con la sal en un bol y mezclar.
- En otro recipiente colocar el agua templada y la levadura, deshacer y añadir a la mezcla anterior. Colocar un chorrito de aceite y amasar.
- Dejar reposar en el bol tapado en un lugar cálido durante 10 minutos hasta que fermente y aumente de tamaño.
- Untar con aceite de oliva una bandeja para horno. Colocar la masa extendida y dejar reposar tapada unos 10 minutos.
- Presionar la masa con los dedos y colocar los condimentos.
- Llevar al horno precalentado a unos 200°C durante 10 min aprox. hasta que esté tostada por arriba. Debe quedar un borde crujiente y el interior blando.
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